miércoles, 31 de octubre de 2012

Prisionero YORUBA (Nigeria)



Existen actualmente algunas representaciones de prisioneros amarrados con una soga, a los que a menudo les tapan la boca, realizados tanto en metal como en terracota, ya que la práctica de la esclavitud y los sacrificios rituales, resultaban habituales.
En esta pieza, realizada en piedra rojiza, se aprecian esas raras representaciones.
El esclavo, es posiblemente Igbo, pues muestra las típicas escarificaciones, "pelé", en frente y mejillas, de un hombre joven de esta étnia.
En este caso el prisionero, inmóvil, ya que la soga le inhabilita cuello, tronco, piernas y brazos, grita, con la boca abierta, de forma desesperada e incesante, por su liberación.
Durante el último tercio del siglo XV, la costa nigeriana fue explorada por los portugueses. En 1485 llegó a Benín la expedición de Joao Alfonso d'Aveiro -que trajo las primeras armas de fuego y las primeras semillas de coco-, iniciándose desde entonces un continuado comercio con los europeos, centrado principalmente en la trata de esclavos, a la vez que hacían su presencia los primeros misioneros cristianos.
 
     

El tráfico de esclavos llegó a adquirir tal magnitud que la región pasó a conocerse como “Costa de los Esclavos”, expresión utilizada entre los siglos XVII y XIX, para referirse a lo que hoy es la parte del Golfo de Guinea, en Africa, de donde se capturaron una gran parte de los esclavos llevados a América y Europa.

VIDEO: ESCLAVITUD EN AFRICA

Ésta se extendía entre las desembocaduras de los ríos Niger al este y Volta al oeste, en lo que hoy son Nigeria, Togo, Benin y el este de Ghana.

Mapa étnico de Nigeria


Esta fue la zona de actuación, principalmente, de traficantes de esclavos holandeses, portugueses e ingleses. Los esclavos eran capturados por jefes africanos en el interior del continente y traídos a los mercados de esclavos en la costa, hasta la abolición de la esclavitud en Europa a principios del siglo XIX.

VIDEOS  DE INTERÉS:

 -VIDEO 1: RELIGION EN NIGERIA
 -VIDEO 2: PERSONAS Y PODER
 -VIDEO 3: PUEBLO YORUBA
 

martes, 30 de octubre de 2012

Figura Funeraria BONGO (Sudán)

 

Esta escultura de piedra representa una figura femenina, seguramente se trate de una mujer mayor, por la caída del pecho, con un cuerpo cilíndrico y relativamente naturalista, con piernas inusualmente cortas y los brazos presionados contra el cuerpo, apoya su cabeza sobre un grueso cuello. La cara es plana y representa serenidad, tiene orejas protuberantes, mejillas modeladas, nariz ancha, cejas arqueadas, frente redondeada, la boca abierta sobre una mandíbula prominente y escarificaciones típicas de esta étnia. El cabello está formado por una serie de crestas elevadas.
Se trata de una pieza comunal donde seguramente acudirían las mujeres para pedir tener un buen parto o para la curación de sus bebes enfermos.
La escultura se asemeja a obras del paleolítico, encontradas en Europa y Asia Menor, que se preocupaban por la "fertilidad", simbolismo que por lo general gira en torno a mujeres corpulentas, de forma esquemática y simplificada, mujeres con los pechos y las nalgas exageradas.

Esta pieza se ha clasificado como Bongo, étnia que lingüística, histórica y arqueológicamente llegó al Sudán desde el Chad en el Siglo XVI. En el pasado reciente, la población Bongo vivía en la parte meridional de la provincia de Bahr-el-Ghazal, en las praderas del sur de Sudán. Hubo un tiempo en el que formaban un gran grupo étnico de cientos de miles de personas, que vivieron en esta región durante la mitad del siglo XIX. Sin embargo, a través del tiempo y las migraciones de los pueblos, y bajo la presión de los traficantes de esclavos musulmanes, su número se redujo a unos pocos miles a mediados del siglo XX, y hoy en día están repartidos en diferentes regiones del Sudán.
En el pasado, a los honorables guerreros heroicos o cazadores, les esculpían a su muerte figuras conocidas como Ngya, para asegurar que fueran bien recibidos por los antepasados. La forma de estas figuras variaba desde cuerpos naturalistas a figuras completamente abstractas. Las Ngya sirven para recordarnos que los que se han ido antes, todavía pueden inspirar, ayudar y motivar a los que están en el presente.
 
VIDEOS DE INTERÉS SOBRE LOS BONGO Y SUDÁN:
 
 

martes, 23 de octubre de 2012

Maternidad D'JENNE (Estilo DJENNEKE)

 
D'JENNE

Alrededor de la capital de Djenné y junto al río Bani, subdivisión del Niger, se empezaron a localizar restos arqueológicos de los pueblos allí asentados, previamente a la primera gran oleada islamista del siglo XII. Ya entre el siglo XIII al XV, y una vez impuesto el dominio islámico en la zona, levantan la imponente mezquita, patrimonio de la humanidad por la Unesco, abocando a que estos habitantes primitivos se muevan expandiendose en terrenos limítrofes, aportando singulares formas a los artesanos ubicados o por ubicar en esas zonas de influencia, como los Bozo, Bamana o Dogón entre otros.
Se observa que estos creadores no son artistas creativos, sino que siguen normas establecidas desde generaciones centenarias; cabellos peinados como un campo labrado y sembrado para que la madre tierra, mágicamente, dé abundantes frutos.

Estos peinado se siguen realizando en la actualidad
Son utilizadas básicamentes, estas maternidades, como culto a la fertilidad o para propiciar lluvia o alumbramientos.
 
Gran Mezquita Musulmana de Djenne
La Ciudad de Djenné es una ciudad de Malí, conocida como "la ciudad de barro". Se sitúa en las llanuras entre las confluencias de los ríos Bani y Níger. A pesar de que la ciudad es siempre la misma su emplazamiento sufre algunas alteraciones, pues la mayor parte del año la llanura permanece seca, hasta que las lluvias torrenciales lo inundan todo y Djenné pasa a ser una isla en medio de un delta interior.
Apenas a tres kilómetros de la ciudad moderna surge la antigua; ésta existía ya hace dos mil años, siendo la urbe más importante de África occidental, allí donde el desierto es bañado por las aguas del río Níger. Se cree que fue fundada por los Songhai en el siglo VIII y siempre fue un importante centro de la enseñanza islámica.
Actualmente, se trata de una ciudad compacta, de casas arracimadas alrededor de la Gran Mezquita y, salvo algunas construcciones recientes, toda ella está construida con barro, mezcla de paja, arcilla y aceite. La ciudad es obra de los Baris, casta de constructores trashumantes que han ido transmitiendo su sabiduría y conocimientos de generación en generación.
La construcción más llamativa es la mezquita; de contornos sinuosos, fue edificada hace sólo cien años en el mismo emplazamiento de la anterior por los franceses en el estilo original tradicional.

Historia y características:

La ciudad de Djenné, también conocida como Dienné, Jenne o Yenné, es un histórico enclave comercial situado en el delta interior del río Níger, cerca de la confluencia con el río Bani. Fue, junto a Tombuctú y Mopti, una de las grandes ciudades del Sudán. Su fundación data del siglo IX, y su apogeo como emporio comercial tuvo lugar en los siglos XIV-XVI, cuando perteneció sucesivamente a los imperios de Malí y Songhay.

Djenné ha conservado las prerrogativas de una fortaleza asentada en medio del agua que quisieron conferirle sus fundadores hace doce siglos. Las murallas que la rodeaban se han ido desmoronando a lo largo de los siglos, aunque su construcción escalonada mantienen aún de lejos el aspecto de una inconquistable ciudadela. Protegida varios meses del año por las aguas del río, y el resto del tiempo por el espesor de las murallas, Djenné se ha mantenido prácticamente exenta de pillajes y de incendios, catástrofes que modifican tan profundamente el aspecto de una ciudad.

En el pasado la ciudad fue centro de comercio y enseñanza. En época de las caravanas, su puerto fue punto importante de intercambio de sal por grano, oro, esclavos, manteca de “karité”, marfil, entre otros productos. Djenné compitió en importancia con Tombuctú. Población de origen animista (época de Djenné-Djenó, la antigua Djenné), la ciudad se convirtió al Islam por el rey Koi Koumboro en el siglo XIII, religión aportada por los mercaderes procedentes de Dia (ciudad del antiguo imperio de Ghana). La antigua práctica del culto a los ancianos pervive todavía entre los habitantes de Djenné.

Djenné es famosa por su característica arquitectura de tierra. En su centro se halla construida la Gran Mezquita (mezquita de Komboro), con altos minaretes que sobresalen entre los tejados de las casas. Es el monumento más sobresaliente de la arquitectura sudanesa. La mezquita original fue abandonada con la llegada del rey de Massina, Cheikou Hamadou, en el siglo XIX. Hamadou edificó otra mezquita, más al este, libre de las impurezas de los animistas, según se dice, y que estuvo en funcionamiento hasta 1907. Fueron los franceses quienes iniciaron las obras de reconstrucción de la mezquita de Komboro en el estilo original tradicional. Su interior no es visible para los visitantes no musulmanes.

Antiguas ruinas sobre las que se levantó la actual Mezquita

Aunque la composición etno-linguistíca del país es en su mayoría Bambara-Malinke-Dioula, cohabitan pacíficamente otras etnias como los songhay, los pescadores bozo, los bambara, los peul, los marka. Los peul fueron grandes propagadores del Islam y esta religión rige la vida de la ciudad. Sin embargo, el animismo está presente y es habitual la creencia de los espíritus que habitan en las casas y en las calles, e incluso que van a la mezquita.

Djenné es una de las más bellas ciudades del África Occidental. El laberinto de calles estrechas y tortuosas enmarcado por el perímetro de las antiguas ciudades está lleno de encanto. Se trata de un ciudad compacta de casas arracimadas alrededor de la gran mezquita y, salvo algunas construcciones recientes, toda ella está construida con adobe (mezcla de paja, arcilla y aceite). La ciudad es obra de los baris, casta de constructores trashumantes que han ido transmitiendo su sabiduría y conocimientos de generación en generación.
 

miércoles, 9 de mayo de 2012

ESCULTURAS DE PIEDRA DOGON (MALI)


Jefe a Caballo (DOGON)



En paralelo al Hogón, figura primordial, mística y mente real del poblado; éste, el Jefe material, aqui representado, es el que aplica las normas establecidas, siempre a su vez dispuesto a poner en práctica los consejos del Hogón.
Es el policia, defensor, mano del poblado y ejecutor de sentencias en la paz; y el Jefe militar y primero en combatir en las batallas.
En definitiva, si el Hogón es la cabeza, el Jefe es el corazón, manos y pies de este.
Esta pieza por su morfología la clasificamos como Kolokani en los aledaños de Segou y de susbestilo Yenenque.
Basamos esta suposición en la tipología de la cabeza y sobre todo en los pronunciados dobles arcos ciliares y orbitales así como en la profusión y manera de hacer de los brazaletes.
La larga trenza que le recorre la espalda nos muestra los surcos de labrantía de sus ricos campos de cultivo.
 
La desproporción que muestra su cabeza, sobre el tamaño del caballo, hace referencia posiblemente a su gran pundonor e inteligencia o a que realmente no poseía caballo, siendo entonces un emblema que nos habla simplemente de su estatus.
"... hay que tener en cuenta que para los Dogón, dentro de su mitología, el caballo fué el primer animal de la creación, de ahí que aunque no poseyera caballo, se representara al jefe a lomos de ese mítico animal, como emblema de su estatus y su linea directa con los antepasados...."
 
El pueblo Dogon se encuentra aislado en las inhóspitas estribaciones de la falla de Bandiagara en Mali (África occidental), a las que llegaron alrededor del siglo XV procedentes del Mandé. Son, ante todo, agricultores de mijo y herreros. Los dogones son conocidos especialmente por su mitología, sus conocimientos estelares, sus danzas de máscaras, las esculturas en madera y su arquitectura.
Las figuras giran en torno a valores religiosos, ideales y libertades, las cuales son guardadas en casas de familiares, santuarios o con el Hogon. La importancia de este secretismo es el significado simbólico que se encuentra tras las figuras y su proceso de creación.
 
Actualmente esta pieza se encuentra expuesta en la Galeria "Balcón de la Plaza", en Cuenca, en la Exposición sobre Los Dogón de Jj. Andreu (ATA: Arte Tribal Africano).

Catálogo: "DOGÓN, EL PUEBLO DE LA PALABRA"
 

Centro Expositivo: "El Balcón de la Plaza" (Cuenca)


Chamán (DOGON)

Esta figura masculina sentada pensativa es una pieza inusual. Se trata de un hombre posiblemente confinado en un espacio reducido (seguramente una cueva), sentado agachado ante nosotros con una larga cara, que se acentua con una larga barba y unos muy largos rasgos faciales.
 
Las proporciones no son nada naturalistas. Las piernas están fuertemente flexionadas hacia el pecho, sobre las que se apollan unos larguísimos brazos y una gran pipa, que tiene sujeta con ambas manos y y con ambas rodillas a la vez.
 
Está esculpida en piedra áspera y las características están ocultas por las fisuras naturales del mineral. Sin embargo, esto añade caracter a la cara y a toda la escultura en su conjunto.
Sin decoración, ni escarificaciones añadidas en el cuerpo, el artista ha conseguido crear una obra de gran curiosidad y misterio, típicas de los chamanes de la época. Estos eran hombres misteriosos con muchos secretos y habilidades.
 
Utilizando los materiales que estaban a su disposicion en la zona, el artista fue capaz de crear una obra de arte especial que no solo afectaría a las personas que estaban a su alrededor, sino que continuaría haciendolo a lo largo de los años.

Una pieza similar a ésta, fue encontrada en una cueva en un pueblo llamado Zanka, a unos 60 km al norte de la ciudad de Bandjaguara.
 
Pais DOGON
 
 
LOS DOGON
(Breve sinopsis)
 
Su Historia:
 
            Los Dogón, pueblo de majestuoso porte y hieráticas formas, originariamente, según los últimos estudios realizados, habitantes de las orillas del Nilo, en el primigenio territorio del Sudán. Emprenden  en los albores del siglo XV, un largo recorrido que les lleva a asentarse entre las inhóspitas gargantas, que forma la falla de Bandiangara, de aproximadamente 200 kilometro, en territorio de Malí. Se trata de una fractura geológica localizada entre la sabana y la planicie del río Niger, que se eleva de forma anárquica desde las bajas tierras del Macina hasta Sangha. Sus poblados se localizan en la quebrada (donde se encuentran los mas típicos), en la meseta, o en el llano arenoso ("Seno"), que recibe las aguas de la meseta y del acantilado. Esta zona del llano, sin embargo, se ocupó más tardiamente.
El aspecto, las costumbres e incluso el dialecto de los Dogón difiere según procedan de la meseta, del acantilado, o del 'Seno'.
            Los Dogón adoptaron las técnicas de construcción de sus predecesores, los Tellem, que tallaban sus moradas en la base y el frente del escarpado; oquedades accesibles mediante cuerdas y escaleras. Muchas de estas estructuras son todavia visibles. Téli, al noroeste de Kani Kombolé, es un ejemplo de poblado habitado primero por los tellem y actuamente por los dogón.

Pueblo Téli (Kani Kombolé - Mali)
             Hay documentos de la ocupación del acantilado desde alrededor de 3000 años aC. Se sabe que los Tellem, pigmeos ("pequeña gente roja"), habitaron éste territorio antes de que se produjera la migración de los Dogón al acantilado. La población Tellem desapareció del lugar, bien asimilados por la cultura Dogón o debido a cualquier otra razón desconocida. Aún hoy, en Mali algunos creen que los Tellem poseían el don de volar.

 
             Las necesidades que crea la revolución industrial de finales del Siglo XIX, impele a las potencias coloniales, en este caso Francia, a realizar acopio de materias primas, por ende baratas. Esto hace que sucesivas exploraciones del conocido como Sudán francés, dentro del que se encuentra esta zona, se acerquen a los llamados HABBE, literalmente “pagano extranjero”, nombre con el que peyorativamente eran conocidos los Dogón por los otros pueblos que inmemorialmente habitan la zona.
El teniente Louis Desplagnes, nos habla de sus viajes por la zona en 1905 y en 1907, citándolos en su libro “Le plateau central nigérien”.
En 1911 Leo Frobenius, etnólogo alemán, dedica un capítulo a la cultura Dogón en su obra “Auf den Wege nach Atlantis”, Berlín 1911. Pensando, al ver ciertas piezas, haber descubierto la Atlántida.
               Los Dogón son uno de los pueblos más antiguos del África subsahariana y una de las civilizaciones más ricas y misteriosas que desde hace una cincuentena de años viene fascinando a los estudiosos europeos. La historia y la vida de los Dogón son ahora muy conocidas gracias a que en 1931 Marcel Griaule al frente de la expedición Dakar-Djibouti, llega a la zona y monta en el poblado Dogón de Sangha su centro de operaciones. Al cabo de casi 20 años más tarde y viendo lo inescrutable del carácter religioso y mítico de este pueblo decide marcharse, abatido. Es entonces, reconociendo su tesón y buena voluntad, por un anciano y ya ciego cazador, OGOTEMMELI, que proclamaba tener autoridad sobre los sacerdotes Dogón de Sangha, le revela los misterios tan celosamente guardados, iniciándolo en la cosmología secreta de los Dogón.

Las hipótesis de las migraciones Dogon, Desplagnes (1906), Griaule-Dieterlen (1965), Marchal (1978) y Huet (1994).
Aquí se abre el nuevo código de la Antropología moderna, “para ver lo del otro, hazlo con sus ojos”.
El País Dogón ha permitido escribir una de las más bellas páginas de la historia de la humanidad.
"Pueblo fantástico", "imaginario", "metafísico", "últimos poseedores de la más antigua sabiduría africana"..., son algunos de los muchos calificativos utilizados para describirlos. Y se dice que no se puede permanecer insensible a la mágia que desprende el reencuentro con este pueblo lleno de misterio.
               La vida de los Dogón transcurre especialmente ligada a la agricultura y la herrería. Aunque lo que les destaca y les ha dado celebridad en todo el mundo, son sus esculturas y sus sorprendentes conocimientos astronómicos, su cosmología es antiquisima. Como la mayoria de los pueblos animistas, los Dogón honran la tierra que les da la vida, que los alimenta y que los acoge despues de la muerte. Al igual que el agua que la fecunda y los rayos del sol que hacen madurar las cosechas. Los dogón mantienen en este territorio sus tradiciones, su artesanía y su agricultura desarrollada en los pedregosos riscos: las famosas cebollas, aunque la vida y la alimentación de toda la zona gira en torno al mijo. Una de las imágenes típicas de sus poblados son los graneros para guardar este cereal. Están constridos en adobe y disponen de una puerta (las famosas puertas Dogón).
 
Su Cultura:
 
            Las sucesivas recolecciones de piezas, útiles y los mal llamados, en aquella época, totems; le llaman tan poderosamente la atención a M. Griaule, que hasta casi 20 años mas tarde, no ceja en su empeño de averiguar qué transciende a los objetos. Comprendiendo sorprendido lo complejo y asombroso de una ancestral cultura, sustentada en un épico relato que reviven a través de sus espectaculares mascaradas y sus no menos impresionantes ritos y costumbres.
Entre ellos destaca la celebración del SIGUI, que recuerda y venera a DYO, el primer ser humano que tras su muerte, se convierte en potencial conseguidor desde el más allá. Se realiza una vez cada 60 años, tiempo suficiente para saltar una generación entera, coincidiendo con determinada posición de la estrella Sirio. En ella, se transmite la lengua secreta "sigui so", de la sociedad de las máscaras.
La celebración del DAMA, propiciada por una asociación, AWA, en la que se recogen las danzas que rinden culto a los muertos, pudiendo celebrarse en su memoria, permitiendo a los muertos partir y unirse a sus antepasados, incluso años después de su fallecimiento y donde a su vez, se recuerda al resto de difuntos. Pensemos en la importancia de estas, dado su acendrada creencia en la reencarnación.
Toda la variedad de máscaras, antropomorfas y zoomorfas, figuras, escaleras, puertas y sus cerrojos, pilares de casas, en madera, hierro o metal, poseen una doble y compleja capacidad, la de cobijar el NYAMMA o fuerza vital que detentaba el fallecido, y servir de transmisión gracias a este, entre ambos mundos, el de los hombres y el del más allá.
 
Su Sociedad:

            Su estructura social está jerarquizada, accediendo a la jefatura por parentesco patrilineal. El jefe del poblado es el encargado de preservar y hacer cumplir las normas que rigen la sociedad, simbolizando y ejecutando su poder en la GIMMA o santuario de los ancestros, construcción de adobe que se erige como eje del poblado y alrededor del cual se va construyendo el mismo.
La familia es el núcleo principal, aunque la asociación TONNO que se agrupa en tandas de edades y cuyos miembros se deben ayuda mutua hasta la muerte, es la estructura social más consolidada.
El HOGÓN es el guardián moral, consejero, juez, maestro, sacerdote y encargado de las funciones que rigen los ritos agrarios.

Su Religión y Mitología:
 
            AMMA es el Dios único y creador. FA es su principal obra, siendo el progenitor de la pareja primordial, y ambos declinan en sus creaciones, el devenir del mundo.
Creada la tierra, la pueblan originariamente cuatro parejas de mellizos andróginos conocidos como NOMMO, que dan a luz a otros tantos, que no contentos con la ubicación concedida, deciden regresar al cosmos, su primigenia residencia, donde AMMA, cansado de sus inconveniencias, los transmuta en las necesidades básicas, los animales y plantas comestibles, la palabra (hasta ese momento solo existía el silencio), e incluso a través de uno de ellos, crea a LEBÉ, la serpiente mítica precursora y propiciatoria de la fertilidad y abundancia en las cosechas.
BEGE DYNGE son los ancestros, que para los vivos son los mejores interlocutores con el más allá, y a los que consecuentemente se les brindan libaciones y ceremonias, pues con sumo respeto, es conveniente tenerlos contentos, pues necesitamos su interconexión e intercesión con el más allá.
Estas manifestaciones, básicamente basadas en las mascaradas, danzas donde los bailarines, ocultos sus cuerpos por fibras o telas y cubiertas sus caras con una máscara, reviven las esencias de los recuerdos míticos o muestran su respeto a los ancestros.
El culto a los muertos es un elemento esencial en la religión Dogón. Durante sus ceremonias fúnebres y, más tarde, en la "finalización del duelo", las máscaras esculpidas por los danzantes cobran vida transmitiendo de generación en generación los mitos esenciales. Estas danzas constituyen un soberbio espectáculoy, más allá de su aspecto folclórico, son un acontecimiento inquietante, pues se basa en la esencia misma de un pueblo.
Todos estos mitos y relatos aquí resumidos, son revividos a través de los ritos enraizados ancestralmente, siendo representados en sucesivas mascaradas de las que hemos hablado anteriormente.

Según especialistas del Real Museo de África Central en Tervuren (Bélgica):
 
           Los Dogón ocupan, en Malí, la región del acantilado de Bandiagara y la plana del Seno, que se extiende hasta Burkina-Faso. Se establecieron en dicho lugar entre los siglos XII y XV, ya que era un refugio que les permitíahuir de la islamización. Su tradición oral precisa que procedían del Madé.
           En Bandiagara se enfrentaron a los Tellem, que habían construido un conjunto de habitaciones trogloditas en el acantilado. Empujaron a los Tellem hacia Burkina-Faso, en los confines de su territorio, aunque todo hace pensar que estuvieron suficiente tiempo en contacto para fundirse en parte y adoptar objetos de su cultura material, e incluso asimilar algunos de sus rituales.
           Las numerosas figuras esculpidas por los Tellem se caracterizan por su estilización y por una notable pátina sacrificial, que forma una costra rugosa y grumosa. Las más conocidas representan a personajes que elevan un brazo o los dos hacia el cielo. Con toda probabilidad, fueron vueltas a consagrar por los Dogón para servir a su sistema de creencias y encarnar a sus orantes y genios, espiritus o antepasados.
           Para los Dogón, pueblo de agricultores, la formación y la adquisición de un cuerpo humano como se relata en el Génesis son datos esenciales. Las articulaciones, especialmente, se revelan indispensables para dar fuerza, ligereza y firmeza para el trabajo de la tierra. El conjunto de las articulacionesse resume simbólicamente en las clavículas, presentadas como el sistema de suspensión del esqueleto. Las clavículas son, además, el receptáculo de los ocho granos cultivables ofrecidos a la humanidad por Amma, el dios supremo, los cuales insuflan la energia vital a cada ser. Cuando el feto se desarrolla en el vientre de la madre, el cráneo y las clavículas con lo primero que se forma.
          Los muy largos saludos Dogón incluyen a menudo una mención especial a la salud con la expresión "¿como está tu cuerpo?". Si el cuerpo se comporta bien quiere decir que nada a perturbado la disposición de los principios vitales contenidos por las clavículas. Todo desorden por este lado se asocia a la violación de una prohibición que puede dar lugar a la enfermedad y la muerte.
          En dicho contexto, no es en absoluto sorprendente constatar que el cuerpo humano es uno de los temas más frecuentes de la iconografía Dogón. Es el vehiculo materializado de los hombres, pero tambien el de las divinidades, los espiritus, los genios y los antepasados.
          Abundan los investigadores que, desde los años treinta del siglo pasado, interpretan algunas estatuas como imágenes de los genios Nommo o del genio Nommo, mellizos primordiales o principio andrógino, surgido de la unión del dios supremo, Amma, con la tierra. Tales esculturas se caracterizan por representar a un ser dotado de atributos masculinos y femeninos: barba, pechos, pene. Otros ejemplos muestran preferentemente el carácter acuático del Nommo, también denominado espíritu o dios del agua, y le quitan las piernas transformando la parte inferior de su cuerpo en una forma sinuosa o cónica.

Ancestros Primordiales Nommo (Dogón)
(Colección Privada Juanjo Andreu)
          
           El Nommo, que contiene los principios masculino y femenino, se halla en el origen de la atribución a los hombres de una alma doble. La circuncisión y la excisión hallan su justificación en esta historia mítica. En efecto, sólo dichas operaciones permiten a cada género eliminar un residuo perteneciente al otro sexo (el prepucio, elemento femenino del hombre, y el clítoris, elemento masculino de la mujer), asumirse plenamente como hombre o mujer, estar en condiciones de casarse o procrear.


            La procreación nos lleva a otro tema importante de la estatuaria dogón: la mujer, cuya fecundidad garantiza la perennidad del grupo. Las figuras arrodilladas acaso recuerden la actitud de las mujeres de luto.
            Una estatua evoca frecuentemente auna persona de la sociedad y le ofrece la posibilidad de interceder ante el dios, sea en ocasión de los sacrificios sea por su presencia cerca del altar. Los Dogón dicen al respecto que "nadie puede estar permenentemente arrodillado rezando junto al altar, tan sólo una estatua". Lógicamente, cuando muere la persona que representa, la estatua se convierte en una estatua de un antepasado, capaz asimismo de intervenir ante los espiritus y el dios Amma para el bienestar de su descendencia.
            Algunas figuras son problemáticas: los dogón han sido objeto de muy numerosos estudios (sobre todo en la región de Sanga), sin embargo, aún hay muchas preguntas sin respuesta que justifican plenamente las investigaciones en curso en el acantilado de Bandiagara. Asimismo, las extrañas estatuas de personajes sentados, con una mano, o ambas, sobre el rostro, han dado pie a diversas interpretaciones. ¿Se trata de orantes, de "pensadores", de representaciones del hogon, el ritualista más importante entre los Dogón, en el momento de su investidura, o de evocaciones de Dyougou Serou, uno de los ocho primeros antepasados míticos de la humanidad, reponsable de la aparición de la muerte en la tierra?. Dyougou Serou está asociado al chacal, también llamado "zorro pálido", primer hijo del dios supremo, que cometió incesto con su madre e introdujo, con dicha falta, el desorden en la creación de Amma. Se les representaría ocultando el rostro de vergüenza, aunque nada confirma, por ahora, que el sentimiento de deshonor incite a los Dogón a cubrirse la cara.

VIDEOS INTERESANTES SOBRE LOS DOGÓN:

 -VIDEO 1: MASCARADA DOGÓN
 -VIDEO 2: DANZAS RITUALES DOGÓN
 -VIDEO 3: ARTE DOGÓN (Museo Metropolitan)
 -VIDEO 4: EL HOGÓN A MUERTO
 -VIDEO 5: PUEBLO DOGÓN

jueves, 27 de mayo de 2010

Monolitos de Piedra AKWANSHI, ATAL O ALAPATAL (Cultura EKOI / EJAGHAM)

 
Los Ekoy o Ejagham habitan en la región situada entre la curva del Cross River y la frontera sur-oriental de Nigeria, penetrando también en Camerún.
Se organizan en aldeas dispersas, regidas por jefes sacerdotes llamados NTOON, los cuales eran responsables de la actividad de la comunidad.
Cuando un Ntoon moría, su imagen se representaba en monolitos AKWANSHI, término que significa "persona muerta en el suelo". Éstos eran tallados con forma fálica en basalto duro, piedra caliza o arenisca, y adornados con rasgos humanos estilizados, marcas tribales y dibujos de pintura sobre un ombligo prominente.

El tamaño de estas representaciones varía entre los 25 centimetros y los 2 metros de altura.

Los actuales habitantes de la zona creen que estos monumentos surgieron de la misma tierra, aunque su talla cesó a comienzos de siglo, cuando los británicos pusieron fin a las formas tradicionales de autoridad.
En las imágenes se pueden observar dos esculturas muy distintas, la primera es una pequeña representación del Ntoon en una actitud relajada, sentado y con las manos rodeando su ombligo, fuma apaciblemente en pipa, acción que pone al retratado en contacto con los ancestros.

Posiblemente se trate de una piedra votiva, de la que podemos destacar la prominencia de su barba y la simetría casi perfecta de sus rasgos.
Sin embargo, en la segunda imagen apreciamos una escultura mucho mayor, pero con características muy semejantes, ya que aparte de los rasgos faciales, las manos vuelven a estar colocadas alrededor de un prominente ombligo, pero con la diferencia de que ésta tiene indicios de haber estado enterrada en el suelo durante muchos decenios, posiblemente en el mismo lugar donde falleciera el Ntoon al que representa.
Algunos autores afirman que este tipo de representaciones son todavía utilizadas por muchos aldeanos en los festivales de la cosecha, e incluso que son decoradas con polvo blanco, rojo y azul como representación de paz, coraje y fertilidad.

VIDEO: PUEBLO EJAGHAM

Mapa étnico zona de Cross River

miércoles, 14 de abril de 2010

Esculturas de Piedra KISSI, Nomoli, Pomdo y Mahen Yafe de Sierra Leona y Guinea


Esta primera escultura de piedra representa la fertilidad, con la forma de un "padre con sus dos hijos", los cuales le estiran de la barba, mientras él, sentado con las piernas cruzadas, los mantiene en sus rodillas. Estas barbas son a menudo las marcas de la élite gobernante, lo que sugiere, que este trabajo puede representar a un jefe.
Se trata de una pieza rara, ya que normalmente son mujeres con sus hijos o mujeres embarazadas, las que representan la fertilidad.
Este objeto en particular, fue encontrado enterrado en un campo de cultivo, donde lo que se pretendía era que la tierra fuera fértil y la cosecha abundante. El color negro humo que la envuelve, posiblemente sea debido a que tras una mala cosecha, el agricultor indignado quemó la escultura como castigo.
Este tipo de piezas de esteatita aparecen casualmente en arrozales, ríos y minas de Sierra Leona, Guinea y Liberia, por desentierro accidental, o por lo general debido a inundaciones, en la busqueda de minerales o la agricultura.
El énfasis desproporcionado de la cabeza en esta figura es típicamente africano, y sus rasgos faciales, incluyendo los labios grandes, la prominencia de la nariz y los ojos saltones, son características típicas de este tipo de piezas.

En esta otra, la característica más notable es su gran cabeza echada hacia delante. La región occipital es reducida, centrando enteramente la atención en la cara, tiene los ojos saltones, una gran nariz negroide con las fosas nasales abiertas, pequeñas orejas y labios anchos y evertidos.
Se encuentra en una postura sentada, ligeramente en cuclillas, con los brazos apoyados en las rodillas por los codos, con las manos en la barbilla, sujetando o acariciando una supuesta barba (como ocurre en muchos otros ejemplos de nomoli).

Se encuentra dentro de un grupo reducido de piezas (nomoli o pomtan) que muestran su gran organo sexual masculino.
Se cree que este tipo de piezas albergan espiritus ancestrales que actuan de intermediarios entre los vivos y sus antepasados fallecidos.

Esta tercera pieza es un pomdo, está enrollado en bandas de algodón y adornado con cauris colocados a modo de collar. Este tipo de esculturas se mantenían fuera de la vista en un cuenco, junto con amuletos y substancias mágicas, tales como aceites, colorantes, etc.
Algunas veces, se escondían en el interior de una escultura de madera especialmente diseñada para protegerla, ésta consistía en un tronco labrado toscamente con un nicho tallado para el pomdo, coronado por una cabeza y envuelto en un poncho, que hacia las veces de vestido.

Como se puede ver, más claramente en la segunda imagen, este pomdo  tiene una pátina crujiente, es el resultado de una prolongada y constante ‘alimentación’, ya que normalmente eran alimentados por su propietario, mediante ofrendas de arroz hervido, sangre de pollo, etc.

Si el pomdo ha sido alimentado con aceite de palma, como suele pasar en algunos casos, su color original y pátina solo volverán a aparecer después de un periodo de tiempo.
En este caso, es posible que debajo del vendaje, haya restos del difunto, como se puede ver en las siguientes radiografías realizadas con rayos X a la pieza en Marzo de 2013.

Radiografías realizadas al Pomdo
Esta pieza llegó a Europa, más especificamente a Francia, en los años 70 de la mano de un expatriado francés, que la recogió en el pueblo Kissi durante sus años en África.

 
 
Esta última pieza, mucho más cilíndrica que las anteriores, representa a un jefe o dignatario de la élite gobernante, posiblemente un anciano, el cuál han representado con un larga barba estilizada, que  acaricia con ambas manos. Claramente se trata de una escultura que combina caranterísticas tanto de los nomoli y como de los pomtan. 
Viste una túnica rayada, posiblemente de diferentes colores azules, en origen.
Tiene una pátina oscura, seguramente adquirida con el tiempo por el paso de unas manos a otras durante mucho tiempo.  

"Todas estas esculturas, reliquias literales del pasado, siguen comunicándose con el mundo perdido dejado atrás.
Mágicamente descubiertas, son un regalo del pasado al presente, que ha sido venerado tanto por los lugareños Kissi y Mende que la descubrieron, como por los artistas Sapi que la realizaron".
 
Mapa étnico de Guinea, Sierra Leona y Liberia
 
TALLAS DE PIEDRA DE SIERRA LEONA Y GUINEA:

Estas tallas de piedra han sido encontradas en la zona comprendida entre la Isla Sherbro y Guinea, entre el oeste de Liberia y el país Temne en Sierra Leona, y con menor frecuencia en las regiones circundantes, como el país Dogón en Mali y el país Belle en Liberia. La población responsable de la mayor parte de estos hallazgos son los Kissi y Koranko (en Guinea y Sierra Leona), los Mende (en Sierra Leona) y los Kono (que viven en Sierra Leona pero no en Guinea).

La historia de estos casuales descubrimientos, es relativamente reciente.

Dos especimenes desenterrados en la Isla Sherbro en 1883 se vendieron al British Museum por T. J. Alldridge, autor de un libro sobre los Sherbro en el que se hace referencia explícita a estas piedras por primera vez en 1901. Desde entonces, muchas tallas de piedra se han abierto camino a museos europeos, americanos y colecciones privadas, mientras que otros se han mantenido en las poblaciones locales.

En 1945, unas trescientas piedras del Museo de l’Homme fueron presentadas por E. Jérémine a una prueba de mineralogía que reveló que dos tercios eran de esteatita (un mineral que se puede tallar fácilmente con un cuchillo); y las demás eran de cloritoscisto, anfibolita, granito y dolerita. Este patrón es válido para la gran mayoría de las piedras conocidas hasta la fecha, aunque en ciertas áreas en particular pueda prevalecer un cierto tipo de piedra. El tamaño de las tallas varia normalmente entre diez y veinte centímetros, pero algunos ejemplares pueden ser de mayor o menor tamaño; un rango de entre cuatro y noventa centímetros incluiría prácticamente a todos los ejemplares conocidos.

Estas esculturas que en general representan figuras humanas, fueron descubiertas por los trabajadores del campo a orillas de los ríos, en surcos por buscadores de diamantes, en el monte o cerca de kyepomdo, ‘pueblos muertos’, en territorio Kissi, debido a las numerosas migraciones y guerras que tuvieron lugar durante siglos en este área. De hecho, hay que subrayar que la antigua técnica de bush-firing adoptada por los Kissi para preparar el suelo para el cultivo del arroz, llevó a modificaciones ambientales y las tallas ahora desenterradas en arrozales, podrías haber sido enterradas originalmente bajo un sitio habitado.

Las poblaciones que más frecuentemente encontraron estas tallas son los Kissi y los Mende. Los Kissi, un pueblo de etnia con orígenes mixtos, son los que se encuentran más ampliamente asentados en el sur de Guinea, estando menos representados en Sierra Leona y Liberia. Los Mende viven en el centro y el este de Sierra Leona. Ambas poblaciones atribuyen propiedades mágicas a estas tallas. Los Kissi afirman que estas tallas representan a sus antepasados y llaman a este tipo de piedra pomdo (o pyomdo, en las regiones occidentales), es decir, ‘el muerto’. Según descubrimientos, para los Kissi un pomdo (pomtan en plural) muestra a un antepasado comunicándose con sus descendientes: la identidad del ancestro se establece por adivinación y la talla de piedra se coloca en el santuario de los descendientes, y se utiliza para la toma de juramento y en ceremonias de adivinación.

En un conocido estudio sobre los Kissi, Dense Paulme explicó como después de la muerte de un jefe de la aldea o de una figura importante, un pomdo se enterraba en un campo de arroz o cerca de un árbol plantado por el difunto. El pomdo a menudo se enrollaba en bandas de algodón e hilos y se mantenía fuera de la vista en un cuenco, junto con amuletos y substancias mágicas, tales como aceites, colorantes, etc.

De vez en cuando, la piedra se escondía en el interior de una escultura de madera especialmente diseñada para protegerla, ésta consistía en un tronco labrado toscamente con un nicho tallado para el mismo pomdo, coronado por una cabeza y envuelto en un poncho como vestido. Los Kissi tradicionalmente no son escultores en madera, aunque figuras de madera, algunas de artesanía excelente, han sido talladas por ellos. Algunos ejemplos se pueden encontrar en el Museo Tervuren y en el Museo de Etnología de Hamburgo (Museum für Hamburgisches Völkerkunde), en todos ellos, la piedra fue cuidadosamente oculta, envuelta con bandas de tejido de algodón, y el protector de madera está vestido con una túnica de jefe supremo, con hilos, cuerdas de campana y amuletos.

Las bandas de algodón miden ocho centímetros de alto y el manto, blanco con rayas de diferentes tonos de azul, fue cosido originalmente entorno al cuerpo. El peinado tiene un pequeño agujero redondo en la parte trasera de la cresta, por donde se enredaba un cordón que actuaba como una especie de freno para la maniobra hacia atrás de la escultura. Estas esculturas, por lo general, son más recientes que las piedras que se hicieron para proteger; las funciones rituales para las que fueron creadas son relativamente modernas, pero es muy interesante compararlas con los protectores de piedra de un periodo anterior; ya que han sido talladas por los mismos Kissi, y no por sus antepasados. El protector con su piedra hace el papel de oráculo en las ceremonias de adivinación, descritas por Dense Paulme.

Al igual que las otras poblaciones forestales que habitan en las laderas del sur de las montañas de Guinea y las áreas circundantes, los Kissi están fuertemente ligados a sus objetos de culto, pero la decadencia de las viejas creencias y el contacto con distribuidores Europeos y Mandingas, están induciendo a los propietarios de los pomtan y otras tallas de piedra, a venderlos. Cuando un pomdo nos llega, a veces tiene una pátina crujiente, es el resultado de la prolongada ‘alimentación’: un pomdo es normalmente alimentado por su propietario, mediante ofrendas de sacrificio de arroz hervido, sangre de pollo, etc. Si el pomdo ha sido alimentado con aceite de palma, como suele pasar en algunos casos, su color original y pátina solo volverán a aparecer después de un periodo de tiempo.

Hoy, algunos Kissi creen que un pomdo es una persona convertida en piedra por trasgredir una orden o una regla, muy probablemente dictada por la Sociedad Poro, organización secreta que influye profundamente en la vida social en Sierra Leona, Guinea y Liberia. Esta creencia Kissi, sobre el origen de los pomtan, también se celebra, aunque con variaciones, por otras poblaciones que poseen piedras talladas. Por ejemplo, dos esculturas conservadas en Kankan, el antiguo pueblo Maahban-Bassa, a treinta y cinco kilómetros al sureste de Monrovia, son consideradas personas convertidas en piedra, y de hecho las llaman ‘personas’, como si fuesen seres vivos. Una mujer vieja Bassa, Sonnega, cuenta que cuatro personas, dos mujeres y dos hombres, que habían robado algunos gnee (una especie de tubérculo), fueron perseguidos por un cazador (en tiempos antiguos, el pueblo tenía solo un cazador autorizado) y se convirtieron en piedra cuando estaban a punto de ser capturados. Sonnega cuenta que después, las cuatro esculturas fueron alimentadas por el cazador: “Cuando terminaron de comer, el cazador se las llevo a la cocina y entonces dos de las personas salieron corriendo. Los otros dos, dijeron en cambio, que como las personas del pueblo habían sido buenas con ellos, no querían irse. Y desde entonces siempre permanecieron en el pueblo”.

Estas dos piedras antiguas, adornadas con collares, pertenecen a un grupo que provienen de un área donde generalmente no se han hecho hallazgos, pero parecen estar claramente relacionados con los pomtan. Los Mende encontraron piedras que por lo general no se parecen a las pomtan y se cree que esta piedras, llamadas nomoli (o nomori), fueron dejadas por los antiguos habitantes de Sierra Leona. Su presente territorio constituye una gran brecha entre el Kissi y Bullom-Sherbro, quienes poco a poco se vieron obligados a abandonarlo bajo la presión de la invasión Mende desde el este, que  comenzó alrededor de 1650. Los Kissi y Bullom-Sherbro, hablan lenguas del mismo grupo lingüístico, pero los Mende y los Kono, que actualmente están entre ellos, son Mande-parlantes.

Los Mende, colocan el nomoli en una capilla rudimentaria, a menudo en una plataforma de arcilla sencilla a los pies de una palma de aceite, siendo utilizados en los ritos de fertilidad para asegurar una buena cosecha de arroz. La actitud del Mende hacia el nomoli no parece estar inspirada por el terror, de hecho, cuando el cultivo no es satisfactorio, el nomoli puede ser sometido a ceremonias de flagelación, sufrir daños o incluso llegar a la destrucción de las piedras. Ciertas piedras parecen llevar las marcas de los enérgicos azotes, pero normalmente el daño ha sido causado por las herramientas utilizadas por los buscadores de diamantes, que trabajan el los ríos o en sus lechos, y por las herramientas de campo, que por lo general, causan un daño menor.

Otra talla rara encontrada por los Mende en el área que se extiende desde la Isla Sherbro a Sefadu, son cabezas de piedra, por lo general de tamaño natural, aunque algunas veces de tamaño ligeramente menor o mayor.

Los Mende llaman a estas cabezas Mahen Yafe (‘espíritu del jefe’), y les atribuyen un poder adivinatorio como los Kissi a los pomtan. Los tres tipos de tallas han sido desenterrados en territorio Kono (Sierra Leona), el cuál muy probablemente, fue ocupado por lo Kissi.

La falta de información sobre este tipo de piezas, se puede deber al hecho de que todavía es difícil viajar a las regiones donde se producen los hallazgos, y a que la mayor parte de las tallas se encuentran dispersas en colecciones de Europa y África. Después de un estudio de Yves Person sobre el fondo histórico de los Kissi (1961), Philip Allison y Kunz Dittmer fueron los primeros autores en documentar cuidadosamente la amplia gama de estilos, patrones y valores artísticos de estas tallas, a la luz de la historia pre-colonial de África.


TIPOS DE TALLAS Y SUS ANTECEDENTES HISTÓRICOS:

Un estudio estilístico de los especimenes conocidos revela distinciones.

Nomoli. Estas esculturas representan figuras masculinas con la cabeza hacia delante, los ojos saltones, la nariz grande y negroide y la boca ancha. A menudo aparecen sosteniéndose la barbilla (adornada con una barba estilizada), o su vientre con forma de olla; ya sea en una posición de pie (apoyándose sobre sus grandes pies), en cuclillas o sentado en un taburete. Hay, sin embargo, especimenes raros en diferentes actitudes: con los ojos cubiertos por las dos manos, o montando en un elefante o una hiena, y en algunos casos montando a un animal no identificable.

Alrededor de dos tercios de todos los nomoli conocidos, tienen un agujero taladrado en la parte superior de su cabeza o en su cuerpo. Este agujero fue hecho generalmente por los Mende en sus últimas adoraciones, y usadas como recipiente para el ritual de ofrendas, aunque a veces, parece haber sido hecha por el tallista original.

La calidad artística del nomoli, puede variar considerablemente, aunque la mayoría de ellos tienden a ser bastante refinados. Kunz Dittmer afirmó que las piedras mas groseramente forjadas eran relativamente recientes y ‘productos de la decadencia de un arte naturalista que en tiempos anteriores solía ser cuidadosamente representado’. En general, las suposiciones de Dittmer basadas en análisis estilísticos y comparaciones, parecen fundadas, y se aplican a otros grupos de tallas, aunque no se pueden tomar como una regla estricta para juzgar la edad o la calidad de un nomoli.

En cuando a los nomoli se refiere, se pueden distinguir cuatro grupos básicos, teniendo en cuenta que se trata de una distinción práctica y formal y que algunas muestras se dividen en uno o más grupos a su vez. Parece probable que los nomoli mas antiguos son los raros especimenes cuyas cabezas muestran similitudes obvias con algunos Mahen Yafe.  En ambos, los ojos están cubiertos por párpados caídos, como si estuvieran mirando hacia abajo, según Dittmer la mala interpretación de este inusual párpado podría haber producido los últimos ojos de rana.

En ambos, las cabezas están adornadas con uno o dos pendientes y/o anillos en la nariz. Todos estos nomoli tienen redondeadas y suavemente desgastadas características.

El segundo grupo contiene tallas naturalmente tratadas, con la boca y la nariz no demasiado grande, ojos prominentes pero anatómicamente precisos, con el párpado superior parcialmente caído y el inferior curvo.

El eje de la talla es vertical; el peinado como el gorro de una campana está cuidadosamente identificado.

El tercer grupo contiene las tallas con una mandíbula protuberante, nariz grande y aplanada y ojos de rana; el párpado superior es semicircular y uniforme, mientras que el inferior suele estar ausente o casi en línea recta. Estas piedras tienen una tendencia a la estilización y un cambio a un eje horizontal, típico de la mayoría de los Mahen Yafe. Al cuarto grupo pertenecen numerosas figuras de piedra con rasgos negroides todavía prominentes, pero mas simplificados y exagerados en lugar de estilizados, de modo que en comparación de las muestras de los otros grupos, se pueden considerar ‘productos de la decadencia’. Estos últimos carecen de los detalles aseados y elegantes que se encuentran a menudo en los anteriores grupos.

El nomoli del tercer grupo muestra analogías interesantes, señaló en primer lugar William Fagg en 1959, con los marfiles afro-portugueses vistos en algunos museos europeos y americanos: cuernos, tazas, saleros, etc., a menudo con figuras humanas, de africanos o europeos, y adornada con animales. Muchos de estos marfiles fueron tallados en la comisión para la nobleza portuguesa en el siglo XVI y principios del XVII, por los artesanos Bullom o Sherbro, y eran muy apreciados por los comerciantes y navegantes que visitaban las costas de África occidental.

Cuando los portugueses establecieron contacto con los Sherbro, alrededor de 1450, estos últimos ya estaban asentados a lo largo de la costa.

Este tipo de exportación de arte se extinguió en el siglo XVII después de la masacre de manadas de elefantes, según Pedro Kup en su fascinante ‘La historia de Sierra Leona’. Después William Fagg señaló la relación entre las figuras de marfil y ciertos nomoli,  ambos, Allison y Dittmer ilustraron algunas similitudes específicas, especialmente en el tratamiento de las orejas y la peculiar barba estilizada. La excelente calidad de los marfiles afro-portugueses demuestra que no son imitaciones de segunda categoría, pero son lo más parecido al trabajo de los talladores nomoli.

Si dirigimos nuestra atención a las crónicas europeas del siglo XVI, que contienen los primeros registros escritos del territorio donde estas esculturas de piedra se encontraron, nos enteraríamos de que el portugués se refiere a esta zona, extensión a lo largo de la costa de unas doscientas millas, como ‘el reino de los Sapes’ (Sapis). El reino fue de hecho, una confederación de muchos grupos étnicos, incluyendo a los Tyapy, Landuma, Baga, Temne, Yalunka, Bullom,  pero desde los registros portugueses se deduce que los que predominaban eran los Temne. A mediados del siglo XVI, la confederación, más fexiblemente organizada que los imperios contemporáneos del oeste de Sudán, ahora Liberia, que, de acuerdo con el portugués André Alvares d’Almada (autor del ‘Tratado breve dos Rios da Guiné do Cabo-Verde’ (1594), ‘se llamaban a sí mismo Manes’, pero eran conocidos por los Temne como Sumbas. Estos guerreros lucharon ferozmente, primero contra los Bullom, y después contra los Temne. En su ensayo erudito, Yves Person identificó a estos como guerreros Mande provenientes del país Toma, posiblemente Kamara de Konyan. Como las poblaciones Temne y otras de la confederación Sape, los Manes eran originariamente refugiados del norte, huyendo de un gobernante decidido a islamizar o destruir a sus vecinos paganos, de manera similar, los Yalunka habían emigrado al sur de Mali, con toda probabilidad para evitar ser conquistados por el emperador Shongai, Sonni Ali (1464-1492).

D’Almada establece que los Manes habían llegado unos cuarenta años antes de su visita, y que no podía distinguirlos de los Temne o los Bullom, con quien se habían fusionado. La información de d’Almada (Tratado), ofrece algunas ideas únicas de la situación histórica en la que aparecieron las tallas de piedra. Entre 1505 y 1508, es decir, casi un siglo antes de d’Almada, otros navegantes portugueses y comerciantes ya habían descrito estas tierras y habían trazado la costa donde los barcos con destino América del Sur podrían encontrar refugio. Valentim Fernandes, en particular, se refirió a los cabos (Sapes). Rumores de un país fabuloso, rico en oro, atrajo a cazadores de fortuna que eran inconscientes de que los propios Sapes importaban el oro para sus adornos desde el norte. En ese momento, los bosques tropicales eran más densos que hoy en día, y eran un obstáculo tanto para los musulmanes que descendían de Mali como para los marinos europeos. D’Almada, sin embargo, exploró el interior de los países de Sierra Leona y Guinea, lo que había inspirado más fantasías y leyendas en las crónicas.

Entre otras cosas, d’Almada describe la costumbre local de enterrar a los muertos con los adornos de oro que solían llevar en las orejas, alrededor de los brazos y en la nariz. Estos adornos de la aristocracia Temne-Bullom, se reproducen con precisión en los nomoli y en los Mahen Yafe. Pero el nomoli de los tres primero grupos y el Mahen Yafe a veces tienen otra característica en común, una curiosa simetría y un penacho circular que sobresale de la parte superior o de la parte posterior de la cabeza. William Finch, un comerciante inglés que visitó Sierra Leona en 1607, unos pocos años después que d’Almada, en una página citada por Kup, describe los peculiares peinados de las personas que conoció: ‘cortado en parches cruzados’, ‘dentada en mechones’ y otros organizados en ‘formas tontas’. Esta descripción también se ajusta a la gran variedad de estilos de peinados de los pomtan anteriores, una variedad es igual a la de las posteriores máscaras Bundu de Sierra Leona.

El Mahen Yafe, hoy propiedad de la sociedad Poro, de jefes locales o personas particulares, poseen ciertas características comunes, y sin embargo, también se dividen en diferentes grupos. Uno incluye cabezas en posición vertical y naturalista, mientras que aquellos con una inclinación hacia atrás forman un grupo propio; en ambos, el cuello actúa como pedestal, pero en la segunda, el cuello, según la inclinación de la cabeza, puede ser más grande.

Las cabezas del segundo grupo suelen mostrar los dientes afilados, pero esto no es sorprendente, ya que según muchas fuentes, incluyendo a Alvares d’Almada, los Sapes utilizan sus dientes para presentarse. Algunos Mahen Yafe, formando un tercer grupo, son estilizados, de rasgos acentuados (cabezas más alargadas y gruesos labios), y de tratamiento menos vigoroso en detalle. Existen algunas cabezas que no pueden ser incluidas en estos grupos. Hay que señalar, sin embargo, que las muestras que a primera vista parecen ser únicas, cuando se examinan mas detenidamente revelan un parentesco cercano con los patrones mencionados anteriormente, a veces simplificados y a menudo finamente trabajados.

Las distinciones formales extraídas anteriormente no coinciden necesariamente con diferentes periodos históricos, excepto dentro de los límites trazados previamente.

Aunque los datos arqueológicos basados en la investigación sistemática no están disponibles, es razonable suponer que la mayoría del tercer grupo nomoli se remonta al siglo XVI y XVII, mientras que el cuarto grupo esencialmente pertenece a un periodo posterior.

A partir de la segunda mitad del XVII nuevas migraciones desde Guinea, Mende y Kru, poco a poco acabó con las instituciones socio-religiosas Sape, que sobrevivieron a la caída de la confederación como entidad política. El Mende entró en Sierra Leona por primera vez hacia el 1650, pero alcanzó el centro del país a solo a finales del siglo XVIII. La distinción clara entre nomoli y pomtan desarrollada como consecuencia de estos eventos, cuando las tradiciones Sape se habían perdido definitivamente y los talladores integrados en las sociedades, bien gobernadas por jefes nuevos (como los Quoja en el Monte Cape,  pueblo de origen Mande que a finales del siglo XVII sometió a los Bullom y los Temne), o bien en frontera apátrida (como los Kissi).

Es difícil saber en realidad como de antigua es una Mahen Yafe; lo poco que conocemos del pasado lejano tiende a indicar alguna relación con la clase dominante Sape.

El tipo de pomdo más frecuentemente encontrado, que pertenece relativamente a un tiempo tardío, tiene una forma algo elemental, teniendo más o menos un cuerpo cilíndrico, con una cabeza alargada o globular y armas grabadas en el cuerpo o en bajo relieve. La cara es redonda, ovalada o triangular. Algunos estudios los consideran falos (piedras fálicas frecuentes en el oeste de África), y Person relaciona los pomtan con el rito de la circuncisión, haciendo esta interpretación plausible. Es interesante observar que estas figuras tienen simples agujeros por ojos o hendiduras que recuerdan al protector de madera descrito anteriormente; su peinado a menudo parece ser nada más que una reproducción esquemática del peinado de tales protectores, y la forma de la cara puede también ser sorprendentemente similar.

Por otro lado, la cara y los ojos pueden parecerse a las esculturas Toma, lo que confirma la influencia de los Toma en los Kissi durante el siglo pasado. Algunos protectores de madera revelan también rasgos de influencia Toma.

Hay muchas pruebas que indican que estos pomtan fueron fabricados tarde, y no simplemente encontrados, por los Kissi. La transición siguiente, de estas esculturas a las modernas copias estereotipadas, sucedió en la primera parte de nuestro siglo por los europeos que vinieron por el trabajo de los talladores Kissi (por ejemplo, Person reunió a los talladores que usaban materiales del Monte Tumandu, cerca de Mafundu).

Muchas fuentes hacen hincapié en el hecho de que los Kissi hacen una distinción clara entre el moderno y el ‘real’ pomtan (por ejemplo Dense Paulme). Una vez más se enfrentan a la decadencia de los objetos que alguna vez fueron hechos finamente y cargados de poder sagrado.

Un grupo de antiguos pomtan generalmente representa figuras con una barba cuadrada, nariz semítica y una gran boca con dientes descubiertos. Se caracterizan por varios tipos de sombreros o tocados, o por diferentes estilos de cabello, y a veces por las cicatrices corporales elaboradas, estas figuras representan guerreros o dignatarios que sostienen una lanza y un escudo circular, o un arco, u objetos no identificables. Muchos aros alrededor de los brazos y los tobillos (indiscutible símbolo de estatus), y una especie de turbante torcido de origen musulmán. En los siglos XVI y XVII las crónicas con frecuencia se refieren a la importancia atribuida del tocado de los dignatarios locales y los jefes; d’Almada habla de la ceremonia en la el gobernante pone un gorro rojo en la cabeza a sus consejeros, y deja bien claro que los trajes Sape tenían un origen Fulani. Algunos gorros están adornados con plumas, como por ejemplo los de los guerreros Mane descritos por d’Almada. Estos pomtan, que Dittmer relacionó con la aparición del poder Sumba, es decir, a la invasión de los Manes, son problemáticos: por un lado, se pueden asemejar a algunos nomoli, por el otro, poseen ciertos rasgos (la expresión de mueca peculiar, por ejemplo), muy diferentes de los nomoli. En mi opinión, el impacto de la invasión Mane no debería de ser sobrevalorado. En el texto que sigue, se asume que los talladores de nomoli, pomtan y Mahen Yafe originariamente pertenecían a la confederación Sape y eran retratos de guerreros y dignatarios Sape, aunque influenciados por los Manes, especialmente en las zonas del norte.

Cabe destacar que los Manes, impresionaron a todos sus enemigos y aliados con sus habilidades militares, convirtiéndose en miembros de las oligarquías de algunas de la poblaciones con las que habían luchado (Bullom, Temne, Kissi), después, su empuje hacia el oeste fue detenido por la alianza Susu-Fulani. En este sentido, los Manes contribuyeron a la consolidación de las relaciones entre algunos de sus antiguos enemigos, que fueron sin embargo, conectado estrechamente, no solo porque eran vecinos antes de la invasión Mande, sino por que como señaló d’Almada en 1594, la población de la confederación Sape entendía los idiomas de unos y de otros. Esta afinidad cultural, incluso más que la influencia indiscutible de los Manes, explicaría ciertas similitudes entre los nomoli y los pomtan.

De hecho, hay tallas que combinan las características del nomoli y del pomtan. Estos nombres son definiciones tardías, en comparación con las tallas de los primeros, y reflejan como se ha dicho, la división actual entre los pueblos pertenecientes a los diferentes grupos lingüísticos; estas etiquetas dicen dónde, o por quién, estas piedras fueron encontradas, sin definir estrictamente sus características.

Consideramos un nomoli del tercer grupo que representa a un guerrero sosteniendo un arma y un escudo redondo más frecuentemente asociado con los pomtan: él está sentado, rodeado de las cabezas de los enemigos muertos en batalla y según la costumbre de los jefes guerreros, mediante una cinta para la cabeza, lleva colgando en su espalda dos cabezas. Un pomdo del Museo Tervuren está llevando un peso de las misma manera, y el pomdo que aparece en el artículo de Guy de Beauchêne (1963), muestra un guerrero en la misma posición, sosteniendo un palo en una mano y un escudo redondo en la otra, con dos cabezas de enemigos colgando a sus pies en una cuerda anudada sobre los hombros. D’Almada establece que los guerreros Sape, pelearon incluso para obtener las cabezas de sus enemigos, y esos guerreros ‘que no habían tenido este honor, compraban a bajo precio a personas condenadas a muerte, las mataban y así eran altamente honrados’.

La influencia de los Manes no parece explicar la evidente analogía entre estas dos tallas, que siguen el mismo patrón Sape: sabemos por muchas fuentes que eran Sapes y no Manes, quienes escarificaban sus cuerpos, y la ‘sonrisa’, como se explica más adelante, no es necesariamente un símbolo o una característica Mane.

Otra comparación significativa entre un nomoli y un pomdo, es que ambos representan figuras a caballo. El nomoli lleva un turbante (más frecuentemente asociado al pomtan), mientras que el pomdo está sosteniendo un escudo y un arma típica. Por supuesto, nuestra atención está centrada en el jinete que lo monta, el pequeño tamaño del caballo en ambos casos es desproporcionado en relación con la figura humana, como en la mayoría de las esculturas de madera africanas. La identificación del animal es un punto discutible. Dittmer reflexionó sobre una piedra, lo que sugiere que el montaje del caballo, ‘inventado’ por el escultor a base de rumores, ya que se sabe que la topografía de la sabana y la mosca tsetsé de Guinea, constituían un obstáculo casi insuperable para los invasores a caballo. Pero no es del todo cierto que estas monturas sean de caballos, a pesar de que el rostro del guerrero pueda dar crédito a esta interpretación. Una cosa que sabemos es que el montaje confiera gran dignidad al jinete. Existen informes de la admiración experimentada por las poblaciones de Sierra Leona en su primer contacto con caballos, comparable a la de las poblaciones centroamericanas al ver a los conquistadores españoles. Kup dice que algunos jinetes fueron tomados prestados por los Susu del norte para asustar a los Temne y los Manes. Sin embargo, es también un hecho que el nomoli a veces representa una figura montando un caballo u otro animal. En el caso del elefante, el animal no puede ser considerado como un montaje real, como sabemos por Valentim Fernandes (escrito a principios del siglo XVI), ya que los pueblos de Sierra Leona solo utilizaban al elefante como fuente de alimentación y por su marfil. No hay pruebas de que en África Occidental los elefantes hayan sido entrenados.

Figuras de piedra de animales, reales o imaginarios, también se encuentran tanto en Sierra Leona como en Guinea, pero son relativamente poco frecuentes. Entre los animales retratados por los habitantes de los bosques están los monos y los leopardos, o las bestias míticas; y algunos de estos animales tienen ciertos detalles en común con los marfiles afro-portugueses. Hay un animal peculiar en el Museo de Munich que podría ser un caballo, a juzgar por sus patas traseras, orejas puntiagudas y porque parece llevar una silla de tela; pero podría ser una oveja, considerando la forma de la cabeza y su cuello.

Un pomdo de una figura humana de pie, con las muñecas atadas y los brazos cruzados ante sí, constituye un ejemplo de mestizaje estilístico, ya que la expresión de la mueca es típica de los pomtan. Cabe señalar, que los dientes descubiertos de ciertos Mahen Yafe no están relacionados con las ‘sonrisas’ del pomtan: el primero sirve para el propósito de identificar la población a la que pertenece la cabeza, mientras que el segundo, con las ventanas de la nariz acampanadas y la deliberada y exagerada curva de los labios, parece sugerir un semblante amenazador. Esta expresión apotropaica, común a muchas culturas arcaicas o primitivas, puede aludir a prácticas caníbales. DÁlmada afirma que los Manes, entre ellos mismos, no eran caníbales, mientras que los esclavos que formaban el grueso de su ejército estaban convencidos de que sí, lo que sembró el terror entre sus enemigos. También afirma que los Bullom eran caníbales.

A primera vista el sujeto puede recordarnos ciertas figuras egipcias de piedra, presentes en las tumbas de los faraones. Sin embargo, parece ser muy poco probable que un líder o dignatario, fuera retratado en un acto de sumisión, y de hecho d’Almada  arroja luz sobre el aparente enigma, como describe cómo un nuevo gobernante fue elegido en Sierra Leona tras la muerte del anterior: después del funeral, ‘los ancianos entraron a la casa del sucesor, lo ataron y lo llevaron a la residencia real’, donde fue desatado. El acto de presentación, en consecuencia, es un rito simbólico de significación social, una iniciación, y no hay duda de que el pomdo representa a un jefe de la confederación Sape. Éste mismo áspera tratamiento de la parte inferior de la figura, a parece en otros pomtan; por otro lado la cabeza y los ojos de rana, son muy similares a los del nomoli.

Otro pomdo de menos tamaño representa a un hombre cuyos brazos están atados a la espalda, su forma es más o menos cilíndrica y su estilo típico.

Algunas figuras arrodilladas en posiciones similares, parece que se aferran a sus pechos, constituyen un ejemplo de variaciones de estilo en el patrón básico cilíndrico de las tallas pomdo. La originalidad del detalle de cada obra refleja las diferencias culturales entre las poblaciones, mientras que las formas básicas ofrecen pruebas de su común fondo, tanto geográfico como religioso. Los confederados Sape distaban mucho de ser un grupo homogéneo desde el principio, y las posteriores migraciones Mande al territorio Sape, seguidas de la expansión del territorio Songhai (poder dominante en Sudan en el siglo XVI), influyeron en las tradiciones locales y aumentaron la tendencia a la adaptación intercultural.

El bosque en el que los pueblos del norte buscaron refugio, es la cuna de la civilización que produjo estas esculturas de piedra, y fue también en el bosque donde algunas tribus de la costa se retiraron para asegurar su supervivencia contra las incursiones de los rapaces comerciantes de esclavos europeos. Los talladores muestran capacidad de asimilación, y al mismo tiempo, una inclinación a preservar sus propios patrones, técnicas y materiales.

No está claro a que sexo pertenecen algunos pomtan, al parecer son figuras femeninas que sostienen sus senos, pero muchas parecen ser hombres barbudos con los pechos sobresalientes, que puede ser un recurso estilístico, o puede indicar a seres andróginos como algunos antepasados Dogón en Mali. El pomdo del Museo Pitt Rivers (Oxford), con un niño en sus manos, pero también mostrando su falo, aumenta esta duda. Es posible que entre los clanes guerreros fuera el hombre el que simbólicamente alimentaba a las nuevas generaciones.

Cuatro pomtan que pertenecen a la misma colección privada ofrecen aún otra demostración de la variedad y la superposición de estilos. Uno de ellos, con elaboradas cicatrices corporales, es una figura arrodillada del tipo acabo de describir, pero ninguna de las cuatro encaja en los grupos anteriormente definidos, aunque poseen ciertas características comunes con otros pomtan.

Otro tema recurrente es un grupo que comprende dos hombres que llevaban a un tercero, como en funeral. Otras llevan armaduras o trajes ciertamente influenciados por los modelos europeos.

Dittmer relacionó estas tallas con la aparición de los Koranko, una población guerrera del alto Níger que atacó a los Kissi en el siglo XVI, en las zonas donde se encontraron estas tallas (por ejemplo entre Kobikoro y Bambaya).

Algunas piezas que representan una madre con su hijo encontradas en guinea, carecen de la estructura cilíndrica de los pomtan. Las piezas son rechonchas, a menudo asimétricas, y sus rasgos característicos consisten en una cabeza redonda con ojos globulares y saltones, un peinado abultado y la boca sin labios con los dientes descubiertos.

El intervalo de tiempo entre las primeras crónicas portuguesas y el florecimiento de la escultura de madera en Sierra Leona y Guinea, refleja la falta de continuidad entre las piedras y las tallas de madera.

Una escultura de madera de palma del British Museum es una excepción notable, ya que muestra una figura arrodillada, similar en todos los aspectos a un ‘sonriente’ pomdo, la cuál parece ser una imitación. León Underwood señalo esta similitud en su libro ‘Las figuras de madera de África Occidental’ (Londres, 1964). Mucho más gratificante es la comparación entre las tallas de piedra y terracotas o esculturas moldeadas en laterita, un material ferruginoso muy común en África Occidental; con el tratamiento de algunos detalles revelan una gama de afinidades con diferentes grupos de tallas, una conjetura es que la producción de tales objetos continuó durante un periodo largo de tiempo.