Alrededor de la capital de Djenné y junto al río Bani, subdivisión del Niger, se empezaron a localizar restos arqueológicos de los pueblos allí asentados, previamente a la primera gran oleada islamista del siglo XII. Ya entre el siglo XIII al XV, y una vez impuesto el dominio islámico en la zona, levantan la imponente mezquita, patrimonio de la humanidad por la Unesco, abocando a que estos habitantes primitivos se muevan expandiendose en terrenos limítrofes, aportando singulares formas a los artesanos ubicados o por ubicar en esas zonas de influencia, como los Bozo, Bamana o Dogón entre otros.
Se observa que estos creadores no son artistas creativos, sino que siguen normas establecidas desde generaciones centenarias; cabellos peinados como un campo labrado y sembrado para que la madre tierra, mágicamente, dé abundantes frutos.
Son utilizadas básicamentes, estas maternidades, como culto a la fertilidad o para propiciar lluvia o alumbramientos.
Estos peinado se siguen realizando en la actualidad |
La Ciudad de Djenné es una ciudad de Malí, conocida como "la ciudad de barro". Se sitúa en las llanuras entre las confluencias de los ríos Bani y Níger. A pesar de que la ciudad es siempre la misma su emplazamiento sufre algunas alteraciones, pues la mayor parte del año la llanura permanece seca, hasta que las lluvias torrenciales lo inundan todo y Djenné pasa a ser una isla en medio de un delta interior.
Apenas a tres kilómetros de la ciudad moderna surge la antigua; ésta existía ya hace dos mil años, siendo la urbe más importante de África occidental, allí donde el desierto es bañado por las aguas del río Níger. Se cree que fue fundada por los Songhai en el siglo VIII y siempre fue un importante centro de la enseñanza islámica.
Actualmente, se trata de una ciudad compacta, de casas arracimadas alrededor de la Gran Mezquita y, salvo algunas construcciones recientes, toda ella está construida con barro, mezcla de paja, arcilla y aceite. La ciudad es obra de los Baris, casta de constructores trashumantes que han ido transmitiendo su sabiduría y conocimientos de generación en generación.
La construcción más llamativa es la mezquita; de contornos sinuosos, fue edificada hace sólo cien años en el mismo emplazamiento de la anterior por los franceses en el estilo original tradicional.
Historia y características:
La ciudad de Djenné, también conocida como Dienné, Jenne o Yenné, es un histórico enclave comercial situado en el delta interior del río Níger, cerca de la confluencia con el río Bani. Fue, junto a Tombuctú y Mopti, una de las grandes ciudades del Sudán. Su fundación data del siglo IX, y su apogeo como emporio comercial tuvo lugar en los siglos XIV-XVI, cuando perteneció sucesivamente a los imperios de Malí y Songhay.
Djenné ha conservado las prerrogativas de una fortaleza asentada en medio del agua que quisieron conferirle sus fundadores hace doce siglos. Las murallas que la rodeaban se han ido desmoronando a lo largo de los siglos, aunque su construcción escalonada mantienen aún de lejos el aspecto de una inconquistable ciudadela. Protegida varios meses del año por las aguas del río, y el resto del tiempo por el espesor de las murallas, Djenné se ha mantenido prácticamente exenta de pillajes y de incendios, catástrofes que modifican tan profundamente el aspecto de una ciudad.
En el pasado la ciudad fue centro de comercio y enseñanza. En época de las caravanas, su puerto fue punto importante de intercambio de sal por grano, oro, esclavos, manteca de “karité”, marfil, entre otros productos. Djenné compitió en importancia con Tombuctú. Población de origen animista (época de Djenné-Djenó, la antigua Djenné), la ciudad se convirtió al Islam por el rey Koi Koumboro en el siglo XIII, religión aportada por los mercaderes procedentes de Dia (ciudad del antiguo imperio de Ghana). La antigua práctica del culto a los ancianos pervive todavía entre los habitantes de Djenné.
Djenné es famosa por su característica arquitectura de tierra. En su centro se halla construida la Gran Mezquita (mezquita de Komboro), con altos minaretes que sobresalen entre los tejados de las casas. Es el monumento más sobresaliente de la arquitectura sudanesa. La mezquita original fue abandonada con la llegada del rey de Massina, Cheikou Hamadou, en el siglo XIX. Hamadou edificó otra mezquita, más al este, libre de las impurezas de los animistas, según se dice, y que estuvo en funcionamiento hasta 1907. Fueron los franceses quienes iniciaron las obras de reconstrucción de la mezquita de Komboro en el estilo original tradicional. Su interior no es visible para los visitantes no musulmanes.
Aunque la composición etno-linguistíca del país es en su mayoría Bambara-Malinke-Dioula, cohabitan pacíficamente otras etnias como los songhay, los pescadores bozo, los bambara, los peul, los marka. Los peul fueron grandes propagadores del Islam y esta religión rige la vida de la ciudad. Sin embargo, el animismo está presente y es habitual la creencia de los espíritus que habitan en las casas y en las calles, e incluso que van a la mezquita.
Djenné es una de las más bellas ciudades del África Occidental. El laberinto de calles estrechas y tortuosas enmarcado por el perímetro de las antiguas ciudades está lleno de encanto. Se trata de un ciudad compacta de casas arracimadas alrededor de la gran mezquita y, salvo algunas construcciones recientes, toda ella está construida con adobe (mezcla de paja, arcilla y aceite). La ciudad es obra de los baris, casta de constructores trashumantes que han ido transmitiendo su sabiduría y conocimientos de generación en generación.