miércoles, 14 de abril de 2010

Esculturas de Piedra KISSI, Nomoli, Pomdo y Mahen Yafe de Sierra Leona y Guinea


Esta primera escultura de piedra representa la fertilidad, con la forma de un "padre con sus dos hijos", los cuales le estiran de la barba, mientras él, sentado con las piernas cruzadas, los mantiene en sus rodillas. Estas barbas son a menudo las marcas de la élite gobernante, lo que sugiere, que este trabajo puede representar a un jefe.
Se trata de una pieza rara, ya que normalmente son mujeres con sus hijos o mujeres embarazadas, las que representan la fertilidad.
Este objeto en particular, fue encontrado enterrado en un campo de cultivo, donde lo que se pretendía era que la tierra fuera fértil y la cosecha abundante. El color negro humo que la envuelve, posiblemente sea debido a que tras una mala cosecha, el agricultor indignado quemó la escultura como castigo.
Este tipo de piezas de esteatita aparecen casualmente en arrozales, ríos y minas de Sierra Leona, Guinea y Liberia, por desentierro accidental, o por lo general debido a inundaciones, en la busqueda de minerales o la agricultura.
El énfasis desproporcionado de la cabeza en esta figura es típicamente africano, y sus rasgos faciales, incluyendo los labios grandes, la prominencia de la nariz y los ojos saltones, son características típicas de este tipo de piezas.

En esta otra, la característica más notable es su gran cabeza echada hacia delante. La región occipital es reducida, centrando enteramente la atención en la cara, tiene los ojos saltones, una gran nariz negroide con las fosas nasales abiertas, pequeñas orejas y labios anchos y evertidos.
Se encuentra en una postura sentada, ligeramente en cuclillas, con los brazos apoyados en las rodillas por los codos, con las manos en la barbilla, sujetando o acariciando una supuesta barba (como ocurre en muchos otros ejemplos de nomoli).

Se encuentra dentro de un grupo reducido de piezas (nomoli o pomtan) que muestran su gran organo sexual masculino.
Se cree que este tipo de piezas albergan espiritus ancestrales que actuan de intermediarios entre los vivos y sus antepasados fallecidos.

Esta tercera pieza es un pomdo, está enrollado en bandas de algodón y adornado con cauris colocados a modo de collar. Este tipo de esculturas se mantenían fuera de la vista en un cuenco, junto con amuletos y substancias mágicas, tales como aceites, colorantes, etc.
Algunas veces, se escondían en el interior de una escultura de madera especialmente diseñada para protegerla, ésta consistía en un tronco labrado toscamente con un nicho tallado para el pomdo, coronado por una cabeza y envuelto en un poncho, que hacia las veces de vestido.

Como se puede ver, más claramente en la segunda imagen, este pomdo  tiene una pátina crujiente, es el resultado de una prolongada y constante ‘alimentación’, ya que normalmente eran alimentados por su propietario, mediante ofrendas de arroz hervido, sangre de pollo, etc.

Si el pomdo ha sido alimentado con aceite de palma, como suele pasar en algunos casos, su color original y pátina solo volverán a aparecer después de un periodo de tiempo.
En este caso, es posible que debajo del vendaje, haya restos del difunto, como se puede ver en las siguientes radiografías realizadas con rayos X a la pieza en Marzo de 2013.

Radiografías realizadas al Pomdo
Esta pieza llegó a Europa, más especificamente a Francia, en los años 70 de la mano de un expatriado francés, que la recogió en el pueblo Kissi durante sus años en África.

 
 
Esta última pieza, mucho más cilíndrica que las anteriores, representa a un jefe o dignatario de la élite gobernante, posiblemente un anciano, el cuál han representado con un larga barba estilizada, que  acaricia con ambas manos. Claramente se trata de una escultura que combina caranterísticas tanto de los nomoli y como de los pomtan. 
Viste una túnica rayada, posiblemente de diferentes colores azules, en origen.
Tiene una pátina oscura, seguramente adquirida con el tiempo por el paso de unas manos a otras durante mucho tiempo.  

"Todas estas esculturas, reliquias literales del pasado, siguen comunicándose con el mundo perdido dejado atrás.
Mágicamente descubiertas, son un regalo del pasado al presente, que ha sido venerado tanto por los lugareños Kissi y Mende que la descubrieron, como por los artistas Sapi que la realizaron".
 
Mapa étnico de Guinea, Sierra Leona y Liberia
 
TALLAS DE PIEDRA DE SIERRA LEONA Y GUINEA:

Estas tallas de piedra han sido encontradas en la zona comprendida entre la Isla Sherbro y Guinea, entre el oeste de Liberia y el país Temne en Sierra Leona, y con menor frecuencia en las regiones circundantes, como el país Dogón en Mali y el país Belle en Liberia. La población responsable de la mayor parte de estos hallazgos son los Kissi y Koranko (en Guinea y Sierra Leona), los Mende (en Sierra Leona) y los Kono (que viven en Sierra Leona pero no en Guinea).

La historia de estos casuales descubrimientos, es relativamente reciente.

Dos especimenes desenterrados en la Isla Sherbro en 1883 se vendieron al British Museum por T. J. Alldridge, autor de un libro sobre los Sherbro en el que se hace referencia explícita a estas piedras por primera vez en 1901. Desde entonces, muchas tallas de piedra se han abierto camino a museos europeos, americanos y colecciones privadas, mientras que otros se han mantenido en las poblaciones locales.

En 1945, unas trescientas piedras del Museo de l’Homme fueron presentadas por E. Jérémine a una prueba de mineralogía que reveló que dos tercios eran de esteatita (un mineral que se puede tallar fácilmente con un cuchillo); y las demás eran de cloritoscisto, anfibolita, granito y dolerita. Este patrón es válido para la gran mayoría de las piedras conocidas hasta la fecha, aunque en ciertas áreas en particular pueda prevalecer un cierto tipo de piedra. El tamaño de las tallas varia normalmente entre diez y veinte centímetros, pero algunos ejemplares pueden ser de mayor o menor tamaño; un rango de entre cuatro y noventa centímetros incluiría prácticamente a todos los ejemplares conocidos.

Estas esculturas que en general representan figuras humanas, fueron descubiertas por los trabajadores del campo a orillas de los ríos, en surcos por buscadores de diamantes, en el monte o cerca de kyepomdo, ‘pueblos muertos’, en territorio Kissi, debido a las numerosas migraciones y guerras que tuvieron lugar durante siglos en este área. De hecho, hay que subrayar que la antigua técnica de bush-firing adoptada por los Kissi para preparar el suelo para el cultivo del arroz, llevó a modificaciones ambientales y las tallas ahora desenterradas en arrozales, podrías haber sido enterradas originalmente bajo un sitio habitado.

Las poblaciones que más frecuentemente encontraron estas tallas son los Kissi y los Mende. Los Kissi, un pueblo de etnia con orígenes mixtos, son los que se encuentran más ampliamente asentados en el sur de Guinea, estando menos representados en Sierra Leona y Liberia. Los Mende viven en el centro y el este de Sierra Leona. Ambas poblaciones atribuyen propiedades mágicas a estas tallas. Los Kissi afirman que estas tallas representan a sus antepasados y llaman a este tipo de piedra pomdo (o pyomdo, en las regiones occidentales), es decir, ‘el muerto’. Según descubrimientos, para los Kissi un pomdo (pomtan en plural) muestra a un antepasado comunicándose con sus descendientes: la identidad del ancestro se establece por adivinación y la talla de piedra se coloca en el santuario de los descendientes, y se utiliza para la toma de juramento y en ceremonias de adivinación.

En un conocido estudio sobre los Kissi, Dense Paulme explicó como después de la muerte de un jefe de la aldea o de una figura importante, un pomdo se enterraba en un campo de arroz o cerca de un árbol plantado por el difunto. El pomdo a menudo se enrollaba en bandas de algodón e hilos y se mantenía fuera de la vista en un cuenco, junto con amuletos y substancias mágicas, tales como aceites, colorantes, etc.

De vez en cuando, la piedra se escondía en el interior de una escultura de madera especialmente diseñada para protegerla, ésta consistía en un tronco labrado toscamente con un nicho tallado para el mismo pomdo, coronado por una cabeza y envuelto en un poncho como vestido. Los Kissi tradicionalmente no son escultores en madera, aunque figuras de madera, algunas de artesanía excelente, han sido talladas por ellos. Algunos ejemplos se pueden encontrar en el Museo Tervuren y en el Museo de Etnología de Hamburgo (Museum für Hamburgisches Völkerkunde), en todos ellos, la piedra fue cuidadosamente oculta, envuelta con bandas de tejido de algodón, y el protector de madera está vestido con una túnica de jefe supremo, con hilos, cuerdas de campana y amuletos.

Las bandas de algodón miden ocho centímetros de alto y el manto, blanco con rayas de diferentes tonos de azul, fue cosido originalmente entorno al cuerpo. El peinado tiene un pequeño agujero redondo en la parte trasera de la cresta, por donde se enredaba un cordón que actuaba como una especie de freno para la maniobra hacia atrás de la escultura. Estas esculturas, por lo general, son más recientes que las piedras que se hicieron para proteger; las funciones rituales para las que fueron creadas son relativamente modernas, pero es muy interesante compararlas con los protectores de piedra de un periodo anterior; ya que han sido talladas por los mismos Kissi, y no por sus antepasados. El protector con su piedra hace el papel de oráculo en las ceremonias de adivinación, descritas por Dense Paulme.

Al igual que las otras poblaciones forestales que habitan en las laderas del sur de las montañas de Guinea y las áreas circundantes, los Kissi están fuertemente ligados a sus objetos de culto, pero la decadencia de las viejas creencias y el contacto con distribuidores Europeos y Mandingas, están induciendo a los propietarios de los pomtan y otras tallas de piedra, a venderlos. Cuando un pomdo nos llega, a veces tiene una pátina crujiente, es el resultado de la prolongada ‘alimentación’: un pomdo es normalmente alimentado por su propietario, mediante ofrendas de sacrificio de arroz hervido, sangre de pollo, etc. Si el pomdo ha sido alimentado con aceite de palma, como suele pasar en algunos casos, su color original y pátina solo volverán a aparecer después de un periodo de tiempo.

Hoy, algunos Kissi creen que un pomdo es una persona convertida en piedra por trasgredir una orden o una regla, muy probablemente dictada por la Sociedad Poro, organización secreta que influye profundamente en la vida social en Sierra Leona, Guinea y Liberia. Esta creencia Kissi, sobre el origen de los pomtan, también se celebra, aunque con variaciones, por otras poblaciones que poseen piedras talladas. Por ejemplo, dos esculturas conservadas en Kankan, el antiguo pueblo Maahban-Bassa, a treinta y cinco kilómetros al sureste de Monrovia, son consideradas personas convertidas en piedra, y de hecho las llaman ‘personas’, como si fuesen seres vivos. Una mujer vieja Bassa, Sonnega, cuenta que cuatro personas, dos mujeres y dos hombres, que habían robado algunos gnee (una especie de tubérculo), fueron perseguidos por un cazador (en tiempos antiguos, el pueblo tenía solo un cazador autorizado) y se convirtieron en piedra cuando estaban a punto de ser capturados. Sonnega cuenta que después, las cuatro esculturas fueron alimentadas por el cazador: “Cuando terminaron de comer, el cazador se las llevo a la cocina y entonces dos de las personas salieron corriendo. Los otros dos, dijeron en cambio, que como las personas del pueblo habían sido buenas con ellos, no querían irse. Y desde entonces siempre permanecieron en el pueblo”.

Estas dos piedras antiguas, adornadas con collares, pertenecen a un grupo que provienen de un área donde generalmente no se han hecho hallazgos, pero parecen estar claramente relacionados con los pomtan. Los Mende encontraron piedras que por lo general no se parecen a las pomtan y se cree que esta piedras, llamadas nomoli (o nomori), fueron dejadas por los antiguos habitantes de Sierra Leona. Su presente territorio constituye una gran brecha entre el Kissi y Bullom-Sherbro, quienes poco a poco se vieron obligados a abandonarlo bajo la presión de la invasión Mende desde el este, que  comenzó alrededor de 1650. Los Kissi y Bullom-Sherbro, hablan lenguas del mismo grupo lingüístico, pero los Mende y los Kono, que actualmente están entre ellos, son Mande-parlantes.

Los Mende, colocan el nomoli en una capilla rudimentaria, a menudo en una plataforma de arcilla sencilla a los pies de una palma de aceite, siendo utilizados en los ritos de fertilidad para asegurar una buena cosecha de arroz. La actitud del Mende hacia el nomoli no parece estar inspirada por el terror, de hecho, cuando el cultivo no es satisfactorio, el nomoli puede ser sometido a ceremonias de flagelación, sufrir daños o incluso llegar a la destrucción de las piedras. Ciertas piedras parecen llevar las marcas de los enérgicos azotes, pero normalmente el daño ha sido causado por las herramientas utilizadas por los buscadores de diamantes, que trabajan el los ríos o en sus lechos, y por las herramientas de campo, que por lo general, causan un daño menor.

Otra talla rara encontrada por los Mende en el área que se extiende desde la Isla Sherbro a Sefadu, son cabezas de piedra, por lo general de tamaño natural, aunque algunas veces de tamaño ligeramente menor o mayor.

Los Mende llaman a estas cabezas Mahen Yafe (‘espíritu del jefe’), y les atribuyen un poder adivinatorio como los Kissi a los pomtan. Los tres tipos de tallas han sido desenterrados en territorio Kono (Sierra Leona), el cuál muy probablemente, fue ocupado por lo Kissi.

La falta de información sobre este tipo de piezas, se puede deber al hecho de que todavía es difícil viajar a las regiones donde se producen los hallazgos, y a que la mayor parte de las tallas se encuentran dispersas en colecciones de Europa y África. Después de un estudio de Yves Person sobre el fondo histórico de los Kissi (1961), Philip Allison y Kunz Dittmer fueron los primeros autores en documentar cuidadosamente la amplia gama de estilos, patrones y valores artísticos de estas tallas, a la luz de la historia pre-colonial de África.


TIPOS DE TALLAS Y SUS ANTECEDENTES HISTÓRICOS:

Un estudio estilístico de los especimenes conocidos revela distinciones.

Nomoli. Estas esculturas representan figuras masculinas con la cabeza hacia delante, los ojos saltones, la nariz grande y negroide y la boca ancha. A menudo aparecen sosteniéndose la barbilla (adornada con una barba estilizada), o su vientre con forma de olla; ya sea en una posición de pie (apoyándose sobre sus grandes pies), en cuclillas o sentado en un taburete. Hay, sin embargo, especimenes raros en diferentes actitudes: con los ojos cubiertos por las dos manos, o montando en un elefante o una hiena, y en algunos casos montando a un animal no identificable.

Alrededor de dos tercios de todos los nomoli conocidos, tienen un agujero taladrado en la parte superior de su cabeza o en su cuerpo. Este agujero fue hecho generalmente por los Mende en sus últimas adoraciones, y usadas como recipiente para el ritual de ofrendas, aunque a veces, parece haber sido hecha por el tallista original.

La calidad artística del nomoli, puede variar considerablemente, aunque la mayoría de ellos tienden a ser bastante refinados. Kunz Dittmer afirmó que las piedras mas groseramente forjadas eran relativamente recientes y ‘productos de la decadencia de un arte naturalista que en tiempos anteriores solía ser cuidadosamente representado’. En general, las suposiciones de Dittmer basadas en análisis estilísticos y comparaciones, parecen fundadas, y se aplican a otros grupos de tallas, aunque no se pueden tomar como una regla estricta para juzgar la edad o la calidad de un nomoli.

En cuando a los nomoli se refiere, se pueden distinguir cuatro grupos básicos, teniendo en cuenta que se trata de una distinción práctica y formal y que algunas muestras se dividen en uno o más grupos a su vez. Parece probable que los nomoli mas antiguos son los raros especimenes cuyas cabezas muestran similitudes obvias con algunos Mahen Yafe.  En ambos, los ojos están cubiertos por párpados caídos, como si estuvieran mirando hacia abajo, según Dittmer la mala interpretación de este inusual párpado podría haber producido los últimos ojos de rana.

En ambos, las cabezas están adornadas con uno o dos pendientes y/o anillos en la nariz. Todos estos nomoli tienen redondeadas y suavemente desgastadas características.

El segundo grupo contiene tallas naturalmente tratadas, con la boca y la nariz no demasiado grande, ojos prominentes pero anatómicamente precisos, con el párpado superior parcialmente caído y el inferior curvo.

El eje de la talla es vertical; el peinado como el gorro de una campana está cuidadosamente identificado.

El tercer grupo contiene las tallas con una mandíbula protuberante, nariz grande y aplanada y ojos de rana; el párpado superior es semicircular y uniforme, mientras que el inferior suele estar ausente o casi en línea recta. Estas piedras tienen una tendencia a la estilización y un cambio a un eje horizontal, típico de la mayoría de los Mahen Yafe. Al cuarto grupo pertenecen numerosas figuras de piedra con rasgos negroides todavía prominentes, pero mas simplificados y exagerados en lugar de estilizados, de modo que en comparación de las muestras de los otros grupos, se pueden considerar ‘productos de la decadencia’. Estos últimos carecen de los detalles aseados y elegantes que se encuentran a menudo en los anteriores grupos.

El nomoli del tercer grupo muestra analogías interesantes, señaló en primer lugar William Fagg en 1959, con los marfiles afro-portugueses vistos en algunos museos europeos y americanos: cuernos, tazas, saleros, etc., a menudo con figuras humanas, de africanos o europeos, y adornada con animales. Muchos de estos marfiles fueron tallados en la comisión para la nobleza portuguesa en el siglo XVI y principios del XVII, por los artesanos Bullom o Sherbro, y eran muy apreciados por los comerciantes y navegantes que visitaban las costas de África occidental.

Cuando los portugueses establecieron contacto con los Sherbro, alrededor de 1450, estos últimos ya estaban asentados a lo largo de la costa.

Este tipo de exportación de arte se extinguió en el siglo XVII después de la masacre de manadas de elefantes, según Pedro Kup en su fascinante ‘La historia de Sierra Leona’. Después William Fagg señaló la relación entre las figuras de marfil y ciertos nomoli,  ambos, Allison y Dittmer ilustraron algunas similitudes específicas, especialmente en el tratamiento de las orejas y la peculiar barba estilizada. La excelente calidad de los marfiles afro-portugueses demuestra que no son imitaciones de segunda categoría, pero son lo más parecido al trabajo de los talladores nomoli.

Si dirigimos nuestra atención a las crónicas europeas del siglo XVI, que contienen los primeros registros escritos del territorio donde estas esculturas de piedra se encontraron, nos enteraríamos de que el portugués se refiere a esta zona, extensión a lo largo de la costa de unas doscientas millas, como ‘el reino de los Sapes’ (Sapis). El reino fue de hecho, una confederación de muchos grupos étnicos, incluyendo a los Tyapy, Landuma, Baga, Temne, Yalunka, Bullom,  pero desde los registros portugueses se deduce que los que predominaban eran los Temne. A mediados del siglo XVI, la confederación, más fexiblemente organizada que los imperios contemporáneos del oeste de Sudán, ahora Liberia, que, de acuerdo con el portugués André Alvares d’Almada (autor del ‘Tratado breve dos Rios da Guiné do Cabo-Verde’ (1594), ‘se llamaban a sí mismo Manes’, pero eran conocidos por los Temne como Sumbas. Estos guerreros lucharon ferozmente, primero contra los Bullom, y después contra los Temne. En su ensayo erudito, Yves Person identificó a estos como guerreros Mande provenientes del país Toma, posiblemente Kamara de Konyan. Como las poblaciones Temne y otras de la confederación Sape, los Manes eran originariamente refugiados del norte, huyendo de un gobernante decidido a islamizar o destruir a sus vecinos paganos, de manera similar, los Yalunka habían emigrado al sur de Mali, con toda probabilidad para evitar ser conquistados por el emperador Shongai, Sonni Ali (1464-1492).

D’Almada establece que los Manes habían llegado unos cuarenta años antes de su visita, y que no podía distinguirlos de los Temne o los Bullom, con quien se habían fusionado. La información de d’Almada (Tratado), ofrece algunas ideas únicas de la situación histórica en la que aparecieron las tallas de piedra. Entre 1505 y 1508, es decir, casi un siglo antes de d’Almada, otros navegantes portugueses y comerciantes ya habían descrito estas tierras y habían trazado la costa donde los barcos con destino América del Sur podrían encontrar refugio. Valentim Fernandes, en particular, se refirió a los cabos (Sapes). Rumores de un país fabuloso, rico en oro, atrajo a cazadores de fortuna que eran inconscientes de que los propios Sapes importaban el oro para sus adornos desde el norte. En ese momento, los bosques tropicales eran más densos que hoy en día, y eran un obstáculo tanto para los musulmanes que descendían de Mali como para los marinos europeos. D’Almada, sin embargo, exploró el interior de los países de Sierra Leona y Guinea, lo que había inspirado más fantasías y leyendas en las crónicas.

Entre otras cosas, d’Almada describe la costumbre local de enterrar a los muertos con los adornos de oro que solían llevar en las orejas, alrededor de los brazos y en la nariz. Estos adornos de la aristocracia Temne-Bullom, se reproducen con precisión en los nomoli y en los Mahen Yafe. Pero el nomoli de los tres primero grupos y el Mahen Yafe a veces tienen otra característica en común, una curiosa simetría y un penacho circular que sobresale de la parte superior o de la parte posterior de la cabeza. William Finch, un comerciante inglés que visitó Sierra Leona en 1607, unos pocos años después que d’Almada, en una página citada por Kup, describe los peculiares peinados de las personas que conoció: ‘cortado en parches cruzados’, ‘dentada en mechones’ y otros organizados en ‘formas tontas’. Esta descripción también se ajusta a la gran variedad de estilos de peinados de los pomtan anteriores, una variedad es igual a la de las posteriores máscaras Bundu de Sierra Leona.

El Mahen Yafe, hoy propiedad de la sociedad Poro, de jefes locales o personas particulares, poseen ciertas características comunes, y sin embargo, también se dividen en diferentes grupos. Uno incluye cabezas en posición vertical y naturalista, mientras que aquellos con una inclinación hacia atrás forman un grupo propio; en ambos, el cuello actúa como pedestal, pero en la segunda, el cuello, según la inclinación de la cabeza, puede ser más grande.

Las cabezas del segundo grupo suelen mostrar los dientes afilados, pero esto no es sorprendente, ya que según muchas fuentes, incluyendo a Alvares d’Almada, los Sapes utilizan sus dientes para presentarse. Algunos Mahen Yafe, formando un tercer grupo, son estilizados, de rasgos acentuados (cabezas más alargadas y gruesos labios), y de tratamiento menos vigoroso en detalle. Existen algunas cabezas que no pueden ser incluidas en estos grupos. Hay que señalar, sin embargo, que las muestras que a primera vista parecen ser únicas, cuando se examinan mas detenidamente revelan un parentesco cercano con los patrones mencionados anteriormente, a veces simplificados y a menudo finamente trabajados.

Las distinciones formales extraídas anteriormente no coinciden necesariamente con diferentes periodos históricos, excepto dentro de los límites trazados previamente.

Aunque los datos arqueológicos basados en la investigación sistemática no están disponibles, es razonable suponer que la mayoría del tercer grupo nomoli se remonta al siglo XVI y XVII, mientras que el cuarto grupo esencialmente pertenece a un periodo posterior.

A partir de la segunda mitad del XVII nuevas migraciones desde Guinea, Mende y Kru, poco a poco acabó con las instituciones socio-religiosas Sape, que sobrevivieron a la caída de la confederación como entidad política. El Mende entró en Sierra Leona por primera vez hacia el 1650, pero alcanzó el centro del país a solo a finales del siglo XVIII. La distinción clara entre nomoli y pomtan desarrollada como consecuencia de estos eventos, cuando las tradiciones Sape se habían perdido definitivamente y los talladores integrados en las sociedades, bien gobernadas por jefes nuevos (como los Quoja en el Monte Cape,  pueblo de origen Mande que a finales del siglo XVII sometió a los Bullom y los Temne), o bien en frontera apátrida (como los Kissi).

Es difícil saber en realidad como de antigua es una Mahen Yafe; lo poco que conocemos del pasado lejano tiende a indicar alguna relación con la clase dominante Sape.

El tipo de pomdo más frecuentemente encontrado, que pertenece relativamente a un tiempo tardío, tiene una forma algo elemental, teniendo más o menos un cuerpo cilíndrico, con una cabeza alargada o globular y armas grabadas en el cuerpo o en bajo relieve. La cara es redonda, ovalada o triangular. Algunos estudios los consideran falos (piedras fálicas frecuentes en el oeste de África), y Person relaciona los pomtan con el rito de la circuncisión, haciendo esta interpretación plausible. Es interesante observar que estas figuras tienen simples agujeros por ojos o hendiduras que recuerdan al protector de madera descrito anteriormente; su peinado a menudo parece ser nada más que una reproducción esquemática del peinado de tales protectores, y la forma de la cara puede también ser sorprendentemente similar.

Por otro lado, la cara y los ojos pueden parecerse a las esculturas Toma, lo que confirma la influencia de los Toma en los Kissi durante el siglo pasado. Algunos protectores de madera revelan también rasgos de influencia Toma.

Hay muchas pruebas que indican que estos pomtan fueron fabricados tarde, y no simplemente encontrados, por los Kissi. La transición siguiente, de estas esculturas a las modernas copias estereotipadas, sucedió en la primera parte de nuestro siglo por los europeos que vinieron por el trabajo de los talladores Kissi (por ejemplo, Person reunió a los talladores que usaban materiales del Monte Tumandu, cerca de Mafundu).

Muchas fuentes hacen hincapié en el hecho de que los Kissi hacen una distinción clara entre el moderno y el ‘real’ pomtan (por ejemplo Dense Paulme). Una vez más se enfrentan a la decadencia de los objetos que alguna vez fueron hechos finamente y cargados de poder sagrado.

Un grupo de antiguos pomtan generalmente representa figuras con una barba cuadrada, nariz semítica y una gran boca con dientes descubiertos. Se caracterizan por varios tipos de sombreros o tocados, o por diferentes estilos de cabello, y a veces por las cicatrices corporales elaboradas, estas figuras representan guerreros o dignatarios que sostienen una lanza y un escudo circular, o un arco, u objetos no identificables. Muchos aros alrededor de los brazos y los tobillos (indiscutible símbolo de estatus), y una especie de turbante torcido de origen musulmán. En los siglos XVI y XVII las crónicas con frecuencia se refieren a la importancia atribuida del tocado de los dignatarios locales y los jefes; d’Almada habla de la ceremonia en la el gobernante pone un gorro rojo en la cabeza a sus consejeros, y deja bien claro que los trajes Sape tenían un origen Fulani. Algunos gorros están adornados con plumas, como por ejemplo los de los guerreros Mane descritos por d’Almada. Estos pomtan, que Dittmer relacionó con la aparición del poder Sumba, es decir, a la invasión de los Manes, son problemáticos: por un lado, se pueden asemejar a algunos nomoli, por el otro, poseen ciertos rasgos (la expresión de mueca peculiar, por ejemplo), muy diferentes de los nomoli. En mi opinión, el impacto de la invasión Mane no debería de ser sobrevalorado. En el texto que sigue, se asume que los talladores de nomoli, pomtan y Mahen Yafe originariamente pertenecían a la confederación Sape y eran retratos de guerreros y dignatarios Sape, aunque influenciados por los Manes, especialmente en las zonas del norte.

Cabe destacar que los Manes, impresionaron a todos sus enemigos y aliados con sus habilidades militares, convirtiéndose en miembros de las oligarquías de algunas de la poblaciones con las que habían luchado (Bullom, Temne, Kissi), después, su empuje hacia el oeste fue detenido por la alianza Susu-Fulani. En este sentido, los Manes contribuyeron a la consolidación de las relaciones entre algunos de sus antiguos enemigos, que fueron sin embargo, conectado estrechamente, no solo porque eran vecinos antes de la invasión Mande, sino por que como señaló d’Almada en 1594, la población de la confederación Sape entendía los idiomas de unos y de otros. Esta afinidad cultural, incluso más que la influencia indiscutible de los Manes, explicaría ciertas similitudes entre los nomoli y los pomtan.

De hecho, hay tallas que combinan las características del nomoli y del pomtan. Estos nombres son definiciones tardías, en comparación con las tallas de los primeros, y reflejan como se ha dicho, la división actual entre los pueblos pertenecientes a los diferentes grupos lingüísticos; estas etiquetas dicen dónde, o por quién, estas piedras fueron encontradas, sin definir estrictamente sus características.

Consideramos un nomoli del tercer grupo que representa a un guerrero sosteniendo un arma y un escudo redondo más frecuentemente asociado con los pomtan: él está sentado, rodeado de las cabezas de los enemigos muertos en batalla y según la costumbre de los jefes guerreros, mediante una cinta para la cabeza, lleva colgando en su espalda dos cabezas. Un pomdo del Museo Tervuren está llevando un peso de las misma manera, y el pomdo que aparece en el artículo de Guy de Beauchêne (1963), muestra un guerrero en la misma posición, sosteniendo un palo en una mano y un escudo redondo en la otra, con dos cabezas de enemigos colgando a sus pies en una cuerda anudada sobre los hombros. D’Almada establece que los guerreros Sape, pelearon incluso para obtener las cabezas de sus enemigos, y esos guerreros ‘que no habían tenido este honor, compraban a bajo precio a personas condenadas a muerte, las mataban y así eran altamente honrados’.

La influencia de los Manes no parece explicar la evidente analogía entre estas dos tallas, que siguen el mismo patrón Sape: sabemos por muchas fuentes que eran Sapes y no Manes, quienes escarificaban sus cuerpos, y la ‘sonrisa’, como se explica más adelante, no es necesariamente un símbolo o una característica Mane.

Otra comparación significativa entre un nomoli y un pomdo, es que ambos representan figuras a caballo. El nomoli lleva un turbante (más frecuentemente asociado al pomtan), mientras que el pomdo está sosteniendo un escudo y un arma típica. Por supuesto, nuestra atención está centrada en el jinete que lo monta, el pequeño tamaño del caballo en ambos casos es desproporcionado en relación con la figura humana, como en la mayoría de las esculturas de madera africanas. La identificación del animal es un punto discutible. Dittmer reflexionó sobre una piedra, lo que sugiere que el montaje del caballo, ‘inventado’ por el escultor a base de rumores, ya que se sabe que la topografía de la sabana y la mosca tsetsé de Guinea, constituían un obstáculo casi insuperable para los invasores a caballo. Pero no es del todo cierto que estas monturas sean de caballos, a pesar de que el rostro del guerrero pueda dar crédito a esta interpretación. Una cosa que sabemos es que el montaje confiera gran dignidad al jinete. Existen informes de la admiración experimentada por las poblaciones de Sierra Leona en su primer contacto con caballos, comparable a la de las poblaciones centroamericanas al ver a los conquistadores españoles. Kup dice que algunos jinetes fueron tomados prestados por los Susu del norte para asustar a los Temne y los Manes. Sin embargo, es también un hecho que el nomoli a veces representa una figura montando un caballo u otro animal. En el caso del elefante, el animal no puede ser considerado como un montaje real, como sabemos por Valentim Fernandes (escrito a principios del siglo XVI), ya que los pueblos de Sierra Leona solo utilizaban al elefante como fuente de alimentación y por su marfil. No hay pruebas de que en África Occidental los elefantes hayan sido entrenados.

Figuras de piedra de animales, reales o imaginarios, también se encuentran tanto en Sierra Leona como en Guinea, pero son relativamente poco frecuentes. Entre los animales retratados por los habitantes de los bosques están los monos y los leopardos, o las bestias míticas; y algunos de estos animales tienen ciertos detalles en común con los marfiles afro-portugueses. Hay un animal peculiar en el Museo de Munich que podría ser un caballo, a juzgar por sus patas traseras, orejas puntiagudas y porque parece llevar una silla de tela; pero podría ser una oveja, considerando la forma de la cabeza y su cuello.

Un pomdo de una figura humana de pie, con las muñecas atadas y los brazos cruzados ante sí, constituye un ejemplo de mestizaje estilístico, ya que la expresión de la mueca es típica de los pomtan. Cabe señalar, que los dientes descubiertos de ciertos Mahen Yafe no están relacionados con las ‘sonrisas’ del pomtan: el primero sirve para el propósito de identificar la población a la que pertenece la cabeza, mientras que el segundo, con las ventanas de la nariz acampanadas y la deliberada y exagerada curva de los labios, parece sugerir un semblante amenazador. Esta expresión apotropaica, común a muchas culturas arcaicas o primitivas, puede aludir a prácticas caníbales. DÁlmada afirma que los Manes, entre ellos mismos, no eran caníbales, mientras que los esclavos que formaban el grueso de su ejército estaban convencidos de que sí, lo que sembró el terror entre sus enemigos. También afirma que los Bullom eran caníbales.

A primera vista el sujeto puede recordarnos ciertas figuras egipcias de piedra, presentes en las tumbas de los faraones. Sin embargo, parece ser muy poco probable que un líder o dignatario, fuera retratado en un acto de sumisión, y de hecho d’Almada  arroja luz sobre el aparente enigma, como describe cómo un nuevo gobernante fue elegido en Sierra Leona tras la muerte del anterior: después del funeral, ‘los ancianos entraron a la casa del sucesor, lo ataron y lo llevaron a la residencia real’, donde fue desatado. El acto de presentación, en consecuencia, es un rito simbólico de significación social, una iniciación, y no hay duda de que el pomdo representa a un jefe de la confederación Sape. Éste mismo áspera tratamiento de la parte inferior de la figura, a parece en otros pomtan; por otro lado la cabeza y los ojos de rana, son muy similares a los del nomoli.

Otro pomdo de menos tamaño representa a un hombre cuyos brazos están atados a la espalda, su forma es más o menos cilíndrica y su estilo típico.

Algunas figuras arrodilladas en posiciones similares, parece que se aferran a sus pechos, constituyen un ejemplo de variaciones de estilo en el patrón básico cilíndrico de las tallas pomdo. La originalidad del detalle de cada obra refleja las diferencias culturales entre las poblaciones, mientras que las formas básicas ofrecen pruebas de su común fondo, tanto geográfico como religioso. Los confederados Sape distaban mucho de ser un grupo homogéneo desde el principio, y las posteriores migraciones Mande al territorio Sape, seguidas de la expansión del territorio Songhai (poder dominante en Sudan en el siglo XVI), influyeron en las tradiciones locales y aumentaron la tendencia a la adaptación intercultural.

El bosque en el que los pueblos del norte buscaron refugio, es la cuna de la civilización que produjo estas esculturas de piedra, y fue también en el bosque donde algunas tribus de la costa se retiraron para asegurar su supervivencia contra las incursiones de los rapaces comerciantes de esclavos europeos. Los talladores muestran capacidad de asimilación, y al mismo tiempo, una inclinación a preservar sus propios patrones, técnicas y materiales.

No está claro a que sexo pertenecen algunos pomtan, al parecer son figuras femeninas que sostienen sus senos, pero muchas parecen ser hombres barbudos con los pechos sobresalientes, que puede ser un recurso estilístico, o puede indicar a seres andróginos como algunos antepasados Dogón en Mali. El pomdo del Museo Pitt Rivers (Oxford), con un niño en sus manos, pero también mostrando su falo, aumenta esta duda. Es posible que entre los clanes guerreros fuera el hombre el que simbólicamente alimentaba a las nuevas generaciones.

Cuatro pomtan que pertenecen a la misma colección privada ofrecen aún otra demostración de la variedad y la superposición de estilos. Uno de ellos, con elaboradas cicatrices corporales, es una figura arrodillada del tipo acabo de describir, pero ninguna de las cuatro encaja en los grupos anteriormente definidos, aunque poseen ciertas características comunes con otros pomtan.

Otro tema recurrente es un grupo que comprende dos hombres que llevaban a un tercero, como en funeral. Otras llevan armaduras o trajes ciertamente influenciados por los modelos europeos.

Dittmer relacionó estas tallas con la aparición de los Koranko, una población guerrera del alto Níger que atacó a los Kissi en el siglo XVI, en las zonas donde se encontraron estas tallas (por ejemplo entre Kobikoro y Bambaya).

Algunas piezas que representan una madre con su hijo encontradas en guinea, carecen de la estructura cilíndrica de los pomtan. Las piezas son rechonchas, a menudo asimétricas, y sus rasgos característicos consisten en una cabeza redonda con ojos globulares y saltones, un peinado abultado y la boca sin labios con los dientes descubiertos.

El intervalo de tiempo entre las primeras crónicas portuguesas y el florecimiento de la escultura de madera en Sierra Leona y Guinea, refleja la falta de continuidad entre las piedras y las tallas de madera.

Una escultura de madera de palma del British Museum es una excepción notable, ya que muestra una figura arrodillada, similar en todos los aspectos a un ‘sonriente’ pomdo, la cuál parece ser una imitación. León Underwood señalo esta similitud en su libro ‘Las figuras de madera de África Occidental’ (Londres, 1964). Mucho más gratificante es la comparación entre las tallas de piedra y terracotas o esculturas moldeadas en laterita, un material ferruginoso muy común en África Occidental; con el tratamiento de algunos detalles revelan una gama de afinidades con diferentes grupos de tallas, una conjetura es que la producción de tales objetos continuó durante un periodo largo de tiempo.